Un gran revuelo ocasionó en el mundillo político paraguayo la organización de un acto político en un cuartel, por parte de grupos vinculados a ONG que reciben fuertes sumas de la embajada norteamericana, como Tekojoja o Pmas.
Ante la carencia de respaldo juvenil a nivel local, al clérigo-presidente Fernando Lugo se le ocurrió pagar el pasaje y estadía en Paraguay a una gran cantidad de jóvenes de los países limítrofes, a los que denominaron "Jóvenes por el Cambio".
Los jóvenes luguistas mercenarios no encontraron mejor lugar para acampar que una unidad militar, a la que tiñeron con sus colores y banderas partidarias.
La jugada derivó en un gran escándalo al descubrirse que la concentración juvenil internacional fue financiada con fondos de las escuálidas arcas públicas paraguayas, además de violentar la institucionalidad de las Fuerzas Armadas.
El chiste costó la salidad de tres comandantes de las Fuerzas Armadas, que malograron así unas costosas carreras militares de tres décadas.
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