El cardenal Herranz recuerda que la Iglesia "castiga" a los sacerdotes pederastas con "penas gravísimas", aunque Fernando Lugo al parecer es una excepción. No irá la iglesia a echar por la bora veinte siglos de tradición de acomodarse con los gobiernos, por más pederastia que abunde en él.
El cardenal español y hasta hace pocos meses presidente del Consejo Pontificio para los Textos Legislativos del Vaticano, Julián Herranz, recordó que la Iglesia "castiga" a los sacerdotes pederastas con "penas gravísimas", que "van desde la suspensión hasta la pérdida del estado clerical". En una entrevista concedida al diario ''La Repubblica'', el purpurado aseguró que se trata de penas "durísimas", las máximas que se le pueden infligir a un sacerdote, ya que "el bien de los niños está en el corazón mismo de la Iglesia, tal y como estaba en el corazón de Jesucristo", explicó.
En referencia al documental de la BBC que bajo el título ''Crímenes sexuales y el Vaticano'' acusa a la Iglesia Católica de haber intentado esconder los delitos de pederastia perpetrados por algunos de sus sacerdotes, Herranz quiso remarcar la "gravedad" con que la Iglesia trata este tipo de crímenes.
Asimismo, señaló que el documento en que se fundamentan las críticas del reportaje británico -que es la instrucción vaticana ''Crimen Sollicitationes'', con fecha de 1962-- fue revocado con la entrada en vigor del Códice de Derecho Canónico de 1983, que "considera este tipo de hechos como delitos gravísimos, dando indicaciones precisas sobre procedimientos y penas", detalló.
Por esta razón, Herranz denunció las "intenciones poco limpias" por parte del documental, en el que se pretende implicar al Papa Benedicto XVI cuando era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, cuando en realidad "en 1962, sólo era un simple sacerdote".
Según el purpurado español, el reportaje de la BBC -que será emitido en breve por la televisión pública italiana (RAI)--, "pretende ensuciar la cara de la Iglesia y enfangar el sacerdocio católico". "Se trata de ropa vieja", con la que "algunos buscan únicamente el escándalo", subrayó.
En cuanto al modo en que la Iglesia trata este tipo de delitos, explicó que ante un posible caso de pederastia, el obispo debe abrir una investigación inmediata pero con "prudencia" y ateniéndose siempre a tres principios: "prevenir el escándalo, tutelar la libertad de los testigos y garantizar el curso de la justicia".
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