LUIS AGÜERO WAGNER- Luego de emprender un operativo policíaco-militar que hizo recordar en Paraguay a los oscuros años del Plan Cóndor, con torturados y ejecuciones extrajudiciales incluídas, el obispo Fernando Lugo se calzó su disfraz de izquierdista y viajó al Foro Social de Belém.
Dicen que allí piensa dictar cátedra sobre la teología de la liberación, aunque en Paraguay se ha hecho patente la presencia de un letal cóctel de FMI, USAID y Torturas, como en los buenos tiempos de Dan Mitrione.
Habria que revisar los mecanismos por los cuales un equipo de neoliberales alimentados por la embajada norteamericana y ONGs al servicio de la ultraderecha de Washington, que reavivan el terrorismo de estado en pleno Siglo XXI y crean disturbios en el Mercosur en favor de la U.S.Embassy, aparece en el Foro de Belém como referente de la izquierda latinoamericana junto a Chávez, Morales y Correa.
EXTENSIÓN DEL PLAN COLOMBIA A PARAGUAY
Lejos de las promesas de campaña, el gobierno del obispo Fernando Lugo ha emprendido una cirugía mayor sin anestesia en el departamento de San Pedro, por intermedio de verdaderos escuadrones de limpieza social.
"Nos prometieron el cambio y ahora el ministro del interior Rafael Filizzola nos mete los fusiles por el ojete" graficó la situación el periodista Rubén Velazquez. ¿Este es el cambio prometido?, se pregunta como muchos.
Ricardo Martín Almada me envió una carta en alusión a lo pronto que el ministro del interior del "obispo de los pobres" asimiló las lecciones en Colombia, dictadas por el narco-paramilitar Alvaro Uribe.
"¿Qué cree este Filizzola? ¿Qué somos tontos?" se pregunta Juan A. Martens Molas, Abogado de la Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay (CODEHUPY).
El Relator de la ONU sobre Tortura, Manfred Nowak, reconoció en un reciente informe que la tortura sigue siendo una realida palpable en Paraguay, por lo que los intentos de Filizzola de negar los hechos se asemejan a querer tapar el sol con un dedo. Más aún si se considera que las imágenes no mienten, y las fotografías de campesinos muertos luego de haber sufrido torturas hablan por sí solas.
Mientras se denunciaban torturas en San Pedro, la ministra de la función pública del obispo Fernando Lugo, Lilian Soto, era increpada por funcionarios de la presidencia, por el grave estado de salud de un empleado despedido.
"Estamos peor que la dictadura" increpó el sindicalista. Un huelguista de hambre sufrió una descompensación y tuvo que ser derivado a un centro asistencial. Los sindicalistas afirman que la ministra no hizo absolutamente nada por evitar los despidos ilegales, sin sumario.
Han quedado sin trabajo en el lapso inclusive discapacitados y embarazadas.
El mismo Partido Comunista Paraguayo se vio obligado a dejar de lado su acomodo con el gobierno y reconocer en un comunicado que lo que está acontenciendo en Paraguay "se parece demasiado al Plan Colombia".
Dos pedidos de renuncia para el obispo resonaron ayer en los medios: desde la derecha, un diputado del Unace, y desde la izquierda, exigieron la dimisión del clérigo-presidente los referentes del Frente Social y Popular.
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