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sábado, 10 de octubre de 2009

¿NOS MERECEMOS UN PRESIDENTE VIOLADOR? Fernando Lugo piensa que sí



Apenas inauguraba su gobierno Fernando Lugo, su ministra de la mujer Gloria Rubín orquestó un escándalo anti-sandinista con el objeto de repudiar al líder nicaragüense Daniel Ortega, por presuntos hechos nunca dilucidados de abusos sexuales, con un fuerte tufillo anti-izquierdista.



Sin embargo, al conocerse que su propio jefe el clérigo-presidente había abusado de menores de edad siendo además cura católico, a la ministra feminista al servicio de un jerarca de la más machista de las iglesias cristianas no se le movió un pelo. A propósito, viene a cuento este testimonio de una humilde mujer campesina, vejada y abandonada por quienes deberían velar por sus derechos, como la secretaria de estado Gloria Rubín.



TESTIMONIO DE BENIGNA LEQUIZAMÓN



Benigna Leguizamón (26), responsable de la demanda por filiación en contra del presidente Fernando Lugo, contraatacó ayer denunciando al ex obispo de haberla sometido sexualmente. “Lugo me violó”, afirmó la denunciante.

La mujer sorprendió a todos cuando relató que un día, el entonces monseñor Lugo, la hizo buscar por su chofer, quien la llevó hasta el Obispado de San Pedro, alegando que el obispo estaba enfermo. Sin embargo, según comentó, al llegar Lugo la encerró en su habitación y la forzó a tener sexo con él. “El Obispado era de dos pisos, me encerró bajo llave en una habitación y allí me sacó la ropa a la fuerza y me sometió sexualmente. No había cómo escapar de él”, comentó.

“Él me pidió que no me enojara. Luego continuó la relación hasta que me quedé embarazada. Allí, él me prometió hacerse cargo”, indicó.

MÁS HIJOS

Por otro lado, Benigna relató que recibió una llamada de una mujer que se identificó como Carmen, quien dijo ser de la colonia Correa Ruguá, departamento de San Pedro. Esta, según dijo, le comentó que también ella tiene un hijo de Lugo, que actualmente tiene 4 años. “Me dijo que apenas solucione mi caso, ella también presentará la denuncia contra Lugo. Este señor ahora me da asco”, expresó la denunciante.

“NIEGA A OTROS”

El domingo pasado, el presidente Fernando Lugo, tras pasar el día del padre con su hijo Guillermo Armindo, había señalado que el niño es su “único hijo”, a quien tildó como “un don de Dios”. Ante esto, Benigna expresó que se sintió lastimada, “porque (Lugo) es un sinvergüenza”.

“Al decir eso, él no solo está negando a mi hijo, sino también a los otros que tiene por ahí. Cada día que pasa, este señor me da más asco”, reiteró.



Este es el personaje que hoy ha logrado, tras deshonrar a su iglesia y convertir a su pais en la burla del mundo, obtener la aceptación social del estupro y la violación en la sociedad paraguaya.

¿LO SANCIONARÁ LA IGLESIA CATÓLICA?

La confesión del obispo Fernando Lugo de haber cometido estupro lo hace candidato a engrosar esta lista publicada por Pepe Sánchez.

Sirva recordar sucintamente algunos casos notables que han protagonizado diferentes prelados durante la última década:

-- Alphonsus Penney, arzobispo de la diócesis de San Juan de Terranova (Canadá), dimitió, en julio de 1990, por haber encubierto decenas de delitos sexuales cometidos contra unos 50 menores por más de una veintena de sacerdotes de su diócesis.

-- Hubert Patrick O'Connor, obispo de Prince George (Canadá), en febrero de 1991, fue formalmente acusado por la Policía de haber violado a varias mujeres y de cometer asaltos obscenos contra varias otras.

-- Eamon Casey, obispo de Dublín (Irlanda), dimitió, en mayo de 1992, tras conocerse que era padre de un adolescente y que de los fondos de la diócesis había pagado a la madre, en 1990, unos doce millones de pesetas "para gastos".

-- Rudolf Bär, obispo de Rotterdan (Holanda), fue forzado a presentar su dimisión, en marzo de 1993, tras ser acusado de "homosexual".

-- Hansjoerg Vogel, obispo de Basilea (Suiza), dimitió de su cargo, en junio de 1995, debido a que estaba esperando un hijo de su amante.

-- Roderick Wright, obispo de la diócesis de Argyll y las Islas (Escocia), dimitió, en septiembre de 1996, tras haber protagonizado una ruidosa fuga con una atractiva feligresa.

-- Hans Hermann Gröer, cardenal y arzobispo de Viena (Austria) y presidente de la Conferencia Episcopal austriaca, fue forzado a dimitir de todos su cargos, en abril de 1998, tras ser acusado, en 1995, de cometer una diversidad de delitos sexuales contra menores, por una decena de antiguos seminaristas de los que fue confesor.

-- John Aloysius Ward, arzobispo de Cardiff (Irlanda), fue sustituido al frente de su diócesis, por el Vaticano, en diciembre de 2000, por la presión social desencadenada por haber encubierto a dos curas pedófilos de su diócesis que acabaron encarcelados, aunque la causa oficial para dejar su puesto fue la convalecencia de una trombosis.

-- Pierre Pican, obispo de la diócesis francesa de Bayeux Lisieux, fue condenado, en septiembre de 2001, a tres meses de prisión por haber encubierto a un sacerdote pederasta.

-- Anthony J. O'Connell, obispo de Palm Beach (Florida), dimitió en marzo de 2002 tras admitir haber abusado de dos seminaristas; con uno de ellos, a finales de la década de los setenta, se había metido en la cama, desnudo, cuando el joven acudió a él para pedirle consejo pastoral. O'Connell reconoció que su diócesis pagó a su víctima, en 1976, la suma de 125.000 dólares para ocultar los hechos (que incluían los tocamientos de O'Connell y los abusos sexuales de otros dos sacerdotes). "Ninguna de las personas que me nombró para este cargo lo sabía. Aunque siempre supe que estaba en mi pasado, no lo reconocí", dijo el obispo.

-- J. Keith Symons, el obispo anterior de Palm Beach al que O'Connell tuvo que sustituir en 1999, también debió dimitir tras verse obligado a admitir que había abusado de cinco monaguillos durante las décadas de los años 1950 y 1960.

-- Julius Paetz, arzobispo de Poznan (Polonia), renunció al cargo, en marzo de 2002, tras haber sido acusado de cometer abusos sexuales sobre decenas de seminaristas (ver Caso 8).

-- Brendan Comiskey, obispo de la diócesis irlandesa de Ferns, dimitió en abril de 2002, al hacerse público que encubrió los delitos sexuales que uno de sus sacerdotes cometió sobre varios menores

-- Franziskus Eisenbach, obispo auxiliar de la diócesis alemana de Maguncia, renunció a su cargo, en abril de 2002, a consecuencia de la denuncia presentada por la catedrática Anne Bäumer-Schleinkofer, en septiembre de 2000, acusando al prelado por abuso sexual y daños corporales. Fue la primera vez que la justicia alemana investigó a un obispo y, aunque el proceso fue sobreseído por el tribunal de Coblenza, en noviembre de 2001, por falta de pruebas, el obispado tuvo que reconocer que entre la denunciante y el obispo hubo "contacto corporal", quedando sin aclarar todo un trasfondo de otras posibles relaciones sexuales.

-- Rembert Weakland, arzobispo de Milwaukee, solicitó al Vaticano, en mayo de 2002, que aceptase su jubilación anticipada tras saltar a la luz que compensó con 450.000 dólares a un ex amante adulto que le acusaba de violación.

-- James Williams, obispo de Louisville (Kentucky), renunció en junio de 2002 tras ser acusado por uno de sus antiguos monaguillos, James Bennett, un joven de 33 años, que acusó al obispo Williams de haber abusado sexualmente de él hace 21 años, cuando fue su ayudante en una parroquia; al parecer no fue su única víctima, ya que otras 90 denuncias de otras tantas víctimas incidieron en lo mismo.

-- James McCarthy, obispo auxiliar en la archidiócesis de Nueva York, dimitió de sus cargos en junio 2002 tras reconocer haber mantenido relaciones sexuales con varias mujeres, que en este caso eran todas mayores de edad.

-- George Pell, arzobispo de Sydney, renunció temporalmente a su cargo en agosto de 2002 tras ser acusado de haber abusado sexualmente de un menor de 12 años en 1961. Tres meses antes, en junio de 2002, varios feligreses le habían acusado de encubrir delitos sexuales del clero, cuando fue obispo auxiliar en Melbourne, en 1993, ofreciendo dinero a las víctimas a cambio de silencio.

-- Edgardo Storni, arzobispo de Santa Fe (Argentina), fue procesado judicialmente en agosto de 2002 acusado de haber abusado sexualmente de al menos una cincuentena de jovencitos, todos ellos seminaristas. El Vaticano le investigó por esta misma conducta en 1994, pero silenció su expediente. En el momento de cerrar la edición de este libro, a principios de septiembre de 2002, en el Vaticano se había adoptado la decisión de removerlo de su cargo, pero todavía no la había materializado (ver Caso 9). Nota: Storni fue removido de su cargo en octubre de 2002.

-- Francisco José Cox, ex arzobispo de La Serena (Chile), fue recluido de por vida en un monasterio en noviembre de 2002 por "comportamiento impropio con niños varones". Los abusos sexuales a menores cometidos por este prelado se produjeron a lo largo de muchos años, pero sólo ahora la Iglesia tomó cartas en el asunto. La comunidad a la que pertenece el prelado, la de Shoenstatt, le examinó y le encontró "no apto pasiquicamente para la función pastoral".

-- Bernard Law, arzobispo de Boston (Estados Unidos), fue finalmente "dimitido" en diciembre de 2002, más de un año después de que en su archidiócesis estallasen cientos de casos de delitos sexuales contra menores cometidos por sacerdotes y encubiertos por el cardenal Law con plena conciencia y voluntad de proteger a los delincuentes con desprecio de sus víctimas. De todos los casos conocidos hasta la fecha, este cardenal es el que mayor número de delitos ha encubierto y ha propiciado (buena parte de los sacerdotes que encubrió volvieron a delinquir en numerosas ocasiones, cosa que pudieron hacer gracias a la protección continuada que les facilitó el cardenal). Al igual que sus colegas, prelados delincuentes sexuales por acción (agresores ellos mismos) o por omisión (encubridores y cómplices), Law tampoco ha sido juzgado por un comportamiento delictivo que ha protagonizado durante décadas. Sigue contando con la protección del Papa.

EL ESTUPRO DEL MONSEÑOR



¿Necesitás algo más monseñor...?, le preguntó la joven Viviana Rosalith Carrillo, de 16 años, al obispo de San Pedro, Fernando Armindo Lugo Méndez, tras entregarle la ropa de cama en la habitación donde él iba a pernoctar esa noche, como huésped ilustre. El obispo la miró y la tomó de las manos, al responderle con voz suave y seductora: "Si, necesito...¡te necesito a vos!".
Era una calurosa noche de verano del 2000. El prelado había llegado en una gira pastoral por el interior del departamento de San Pedro hasta la localidad campesina de Choré, en donde una solícita feligresa, Edith Lombardo de Vega, lo invitó a alojarse en su casa.
La señora Edith le presentó a su sobrina y ahijada, Viviana, una adolescente que se estaba preparando para recibir la confirmación de su fe católica, en una ceremonia que el mismo obispo iba a presidir en pocos meses.
No es difícil deducir que lo sucedió esa noche en la soledad de su habitación. La declaración de la jovencita a los abogados Walter Acosta y Claudio Kostinchok, confirma que allí empezó una relación prohibida entre el maduro obispo y la adolescente en vías de ser confirmada, que tiempo después derivaría en un embarazo.

"Debido a mi corta edad e inexperiencia, fui seducida por su forma de hablar, por sus palabras bonitas, por sus expresiones bellas, y por las promesas de que iba a renunciar a su cargo por mí, y que pretendía compartir una vida conmigo y que tengamos muchos hijos y formemos un hogar, habiendo sido él mi primer y único hombre", reveló Viviana.




MAS TESTIMONIOS: VIVIANA CARRILLO

No menos escandaloso es el testimonio de Viviana Carrillo, donde expresaba que su relación con Lugo se había iniciado siendo ella menor de edad.
"Siendo muy joven aún (tenía 16 años), aproximadamente en el 2000; y al tiempo en que realizaba mi preparación para realizar mi confirmación dentro de la religión católica en la cual fui bautizada por mis padres, conocí al Obispo Fernando Lugo en el Departamento de San Pedro de donde soy originaria; cuando vivía en la casa de la señora Edith Lombardo de Vega", señala el escrito.
Continúa explicando que aparte de acompañar a la demanda con fotografías y el certificado de confirmación firmada por el entonces obispo, "desde aquella tierna edad, el demandado me sedujo, y empezamos a tener un relacionamiento amoroso, el cual se inicio porque él se quedaba a dormir en la casa de mi madrina Edith Lombardo de Vega en la localidad de Choré, en cuya casa también vivía yo".
"Todo se inició una vez cuando le llevé las ropas de cama a su habitación, y al preguntarle si necesitaba algo más, el me dijo que sí, que a mí era a quien él necesitaba, siendo a partir de ese momento constante su acoso, hasta que debido a mi corta edad e inexperiencia, fui seducida por su forma de hablar, por sus palabras bonitas, por sus expresiones bellas, y por las promesas que me hizo de renunciar a su cargo por mí, y que pretendía compartir una vida conmigo y que tengamos muchos hijos y formemos un hogar, habiendo sido él mi primer y único hombre", detalla la demanda.
Explica luego que "poco tiempo después, al sospechar mis padres y mi madrina lo que estaba ocurriendo, todos mis familiares y personas cercanas me dieron la espalda, diciéndome que eligiera vivir en el pecado (por estar con un sacerdote) o que me arrepintiera y me olvidara por completo de lo que había pasado".
La mujer relata luego que el motivo que detonó su demanda fue la desatención en la que Lugo tenía al hijo y expresa que una vez discutiendo sobre el asunto "me dio un golpe en la cara", molesto porque le dijo que al parecer él no quería al niño.

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