Una de las evidencias más notorias de los compromisos del obispo Fernando Lugo con el imperialismo y el continuísmo, lo constituye la presencia del agente del imperialismo y del FMI , Dionisio Borda, en su gabinete.
Los sectores de izquierda desde un principio identificaron el nombramiento de Borda como un signo de los compromisos del obispo con la embajada norteamericana, y una concesión a los sectores oligárquicos.
Borda, una suerte de Domingo Cavallo Paraguayo, ya se desempeñó como ministro de Hacienda de Nicanor Duarte Frutos en el gobierno anterior, posición desde la cual se destacó por generar descontento entre jubilados e imponer impuestazos impopulares.
Tan grande fue el malestar que creó con sus medidas que el rumbo que imprimió a la economía del país acabó tumbando a un partido que llevaba 60 años en el poder.
"La lentitud es una marca registrada en el gobierno de Lugo" opina el analista Alfredo Boccia, y falta añadir junto a ese caracter la hipocresía y la incapacidad de sus asesores y gabinete.
No es el caso de Borda algo aislado: la ministra de la mujer Gloria Rubín es conocida por sus vínculos con el National Endowment for Democracy, algo corroborado por la campaña de desprestigio que urdió desde su posicionamiento contra los sandinistas Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Entre otros personajes vinculados a ONGs derechistas figura el secretario de emergencia Camilo Soares, quien en estos días tuvo que defenderse de acusaciones de participar de orgías organizadas por el obispo presidente.
Lugo ganó las elecciones paraguayas el 20 de abril de 2008 con fuerte respaldo del embajador James Cason y la prensa anticomunista vinculada a la secta Moon (ABC color). F17N
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