Por Luis Aguero Wagner .
El diario ABC color de la capital paraguaya, vocero oficioso del obispo Fernando Lugo durante su campaña electoral que culminó el 20 de abril, también es conocido por constituirse en férreo defensor de terroristas de toda índole que incluyen al rubro sojero.
Como parte de sus alegatos en defensa de los traficantes de transgénicos que agraden a la población campesina paraguaya como si fueran sampanes vietnamitas a quienes fumigar con NAPALM y agente naranja, el periódico cuestiona el apelativo de “terrorismo” aplicado al gremio agro-exportador.
"Los agroquímicos solo se convierten en “agrotóxicos” en el Paraguay. ¿Será acaso que solamente en nuestro país los productores de soja han recurrido a sustancias químicas distintas a las que se usan en esos otros países? Nadie lo aclara" afirma el editorial de hoy miércoles 1º de Octubre de 2008, en un nuevo rebuzne de su director, Aldo Zucolillo, conocido capo- mafioso incapaz de redactar una esquela.
Ya una década atrás evidenció desconocer el negocio del tráfico de basura tóxica, y negó la conexión paraguaya para exculpar a un general narcotraficante y golpista con quien tenía comprometidos negocios.
EL "MILAGRO SOJERO" PARAGUAYO
La solución al excedente de producción de la agricultura norteamericana, eterno dilema, consistió en que el resto del mundo comiera como lo hacen los estadounidenses, convertir a los millones de asiáticos comedores de arroz en consumidores de trigo era la solución perfecta para los alimentos sobrantes en Estados Unidos. Para exportar la dieta estadounidense, la buena alimentación resultaba siempre la excusa perfecta.
El único trigo que había alimentado siempre a los japoneses era el contenido en los fideos, pero a partir de 1946 el general Douglas MacArthur ordenó convertirlo en panificados para alimentar a escolares y civiles. Los pollos se exportaron a Alemania con tanto éxito que los alemanes se volvieron adictos a los pollos, y pronto comenzaron a desarrollar su propia industria de pollos barrilleros. A comienzos de la década de 1960 el cambio dietético teutón derivó en la “guerra de las gallinas”, dado que Estados Unidos protestó por el proteccionismo alemán para su industria de pollos. Los norteamericanos perdieron la batalla pero ganaron la guerra, dado que su maíz se utilizó desde entonces para alimentar a los pollos alemanes.
En Taiwán, el presidente Chiang Kai Shek prestó su colaboración a los estadounidenses ordenando a sus propagandistas que anunciaran a través de la publicidad oficial que comer trigo era patriótico. Un admirador sudamericano de Chiang que hasta confirió su nombre a importantes avenidas, el dictador neo nazi Alfredo Stroessner, incluso permitió a los norteamericanos rediseñar las universidades paraguayas de tal suerte a que enseñaran lo que le viniera en gana al imperio.
Poco tardaron los “expertos” asignados a la tarea en convertir a ingenieros agrónomos y a profesionales médicos paraguayos en agentes de venta de Monsanto, Cargill, Continental o los grandes laboratorios de la industria farmacéutica.
Al mismo tiempo, los responsables de la reforma agraria se abocaban a un gigantesco negociado con las tierras destinadas a los campesinos, vendiéndolas a colonos brasileños para ser convertidas en feudos de Monsanto.
LO QUE LA PRENSA MEDIÁTICA PRENTEDE IGNORAR
Numerosas empresas fueron vinculadas por Greenpeace en sus informes, ya en la década de 1990, como traficantes de desechos con destino al Paraguay. Entre ellas estaban: El " Grupo Florida ", con base en Miami, que había ofrecido a sus clientes opciones de eliminar 1,2 millones de toneladas al año de desechos tóxicos al Paraguay y El Salvador.
En febrero de 1990, el jefe de la HIS MATTHIAS ENGEL, fue descubierto en Bremen con 1.100 barriles con basura tóxica, y los destinos eran Venezuela, Paraguay, Argentina y Guyana. También en febrero de 1990 se descubrieron las 1.000 toneladas de desechos tóxicos en la bodega de la nave "BORKUM". El gerente de esta firma que depositó el cargamento era el cónsul honorario del Paraguay, HEINRICH KREYENBERG. Este quería donar a la INC,(industria nacional del cemento de Paraguay) 100.000 toneladas de una mezcla de sedimentos y pinturas y lacas con aserrín como combustibles sustitutos, filantrópico negocio que le hubiera redituado unos 25.000.000 de marcos alemanes.
La empresa " PICK UP PROBLEMS " ofrecía acciones a un interés anual de 15% para una planta de depósito de basura tóxica en el Gran Chaco. En un sitio de aproximadamente 8520 hectáreas, se depositarían desechos tóxicos. Este proyecto involucraba al capitán de marina y funcionario de aduanas, Rafael Sergio Yegros Viveros, ex - edecán de Alfredo Stroessner, dictador que hizo de Paraguay un gran campo de concentración por más de tres décadas.
Como siempre, para muchos nativos la traición era mucho más rentable que el patriotismo.
La empresa "PICKUP problems", propiedad de ARTHUR KUNZE, ofrecía acciones a un interés anual del 15% para una planta de depósito en el Gran Chaco y tenía la satisfacción de contar con muchos interesados. En ese lugar se depositarían desechos tóxicos y los desechos plásticos se utilizarían en la "construcción de calles".
La oferta era acompañada de un mapa que aclaraba a los inversionistas la ubicación aproximada de las 8.520 hectáreas de terreno del depósito. Como colaboradores estaban, además de Rafael Yegros; un príncipe con dificultades financieras Emanuel von Hohem Zollern, y una empresa procesadora de desechos, "SCHULLER" , ubicada en Nersingen , que tuvo que presentarse ante tribunales por la imprudente contaminación de un terreno.
La transnacional Novartis estuvo involucrada en el abandono de 1261 barriles con desechos peligrosos en los mismos depósitos portuarios de la capital paraguaya, obligando a los burócratas responsables a convocar a expertos europeos. Cuando en medio de un aparatoso despliegue una comisión de seis técnicos franceses encabezada por Phillipe Girauden se hizo presente en el lugar de los hechos, sólo encontró 1036 recipientes. De los 225 barriles que se esfumaron no se sabe nada, y la prensa mediática paraguaya hizo todo lo posible por descalificar las versiones al respecto, dado que el “negocio” involucraba al ex embajador paraguayo en Londres, Antonio Zucolillo, miembro de la familia propietaria del diario.
Mientras ABC concentraba todas sus energías en negar el negocio del tráfico de desechos tóxicos, se descargaba un temible cargamento de organofosforados en descomposición e incluso una bacteria genéticamente modificada, en un ignoto paraje cercano al poblado paraguayo de Ybycui. El caso, conocido a nivel mundial, fue narrado por el periodista uruguayo Carlos Amorin en su libro “Las semillas de la muerte”, y una autoridad internacional en la materia, el ingeniero brasileño Sebastián Piñeiro, calificó el incidente como “el segundo mayor desastre por pesticidas de la historia”.
Paulatinamente la prensa mediática empezó a seguir al diario ABC color en sus apreciaciones, y las denuncias de más indicios de basura tóxica que se denunciaban en toda la geografía del pais, fueron poco a poco silenciados, aunque algunos mudos testigos de los negociados mafiosos quedaron en pie, sobre todo en apartados puntos del pais.
En cercanías de la localidad de Santa Marta, Chaco paraguayo, el ejército paraguayo abandonó una costosa estructura edilicia luego que las tropas hayan contraído misteriosas e incontrolables enfermedades. Una familia que habita la zona, vivió una pesadilla tóxica que acabó con la vida de cuatro de sus miembros luego de horrendos padecimientos y una onerosa y esteril búsqueda de diagnóstico.
Aunque han transcurrido ya muchos años, hoy en Santa Marta nadie habla, nadie sabe nada. Excepto que el paraje está ubicado tan sólo a unos pocos kilómetros al nordeste de las tierras del reciente candidato a vice-presidente Nicolás Luthold, quien desempeñó presuntas funciones diplomáticas en Alemania durante la longeva dictadura de Alfredo Stroessner. LAW
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