LUIS AGÜERO WAGNER-Fernando Lugo está invitado al Foro Social de Belem, para disertar sobre la teología de la Liberación(*). Muchas organizaciones de DDHH, sin embargo, desearían más bien escuchar sus explicaciones sobre las torturas en San Pedro.
El Foro Social Mundial de Belém es organizado por decenas de organizaciones civiles y populares, y la prensa paraguaya centra su atención como siempre, en el tema de Itaipú, sobre el cual el diario ABC color lleva cuarenta años fracasando en sus campañas.
www.rebelion.org/noticia.php
El presidente brasileño, Luiz Lula da Silva, viajará a Belem el 29 de enero, según informaron fuentes del Palacio del Planalto.
FERNANDO LUGO, FALSO IZQUIERDISTA
Fernando Lugo es un verdadero desubicado en la lista de presidentes de la izquierda latinoamericana, dado que todos saben en Paraguay que ganó las elecciones del 20 de abril con apoyo del embajador norteamericano James Cason, el diario anticomunista ABC color, y los votos del grupo neoliberal y pitiyanqui de Luis Alberto Castiglioni, sumado a los del sector de Stroessner.
A pesar de todo, con una propaganda goebbeliana, sus publicistas consiguieron fabricarle una imagen de izquierdista de utilería, con la que piensa aparecer en Belem mientras en Paraguay ha resurgido la tortura, para complacer a sus aliados de la Ultraderecha.
dc.indymedia.org/newswire/display/145314/index.php
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(*) La Teología de la Liberación es una corriente teológica que comenzó en Iberoamérica después del Concilio Vaticano II y la Conferencia de Medellín (Colombia, 1968). Sus representantes más destacados son los sacerdotes Gustavo Gutiérrez Merino, (peruano), quien en 1973 editaría el primer libro sobre el tema Historia, política y salvación de una teología de liberación, y Leonardo Boff (brasileño). La Teología de la Liberación intenta responder a la cuestión que los cristianos de América Latina se plantean cómo ser cristiano en un continente oprimido. ¿Cómo cantar al Señor en una tierra extraña? ¿Cómo conseguir que nuestra fe no sea alienante sino liberadora? Uno de los máximos exponentes de esta teología, el jesuita Ignacio Ellacuría, fue asesinado a sangre fría. Muchos sacerdotes y agentes de pastoral practican y aceptaban los supuestos de esta teología, en varios países de América Latina.
Algunas de las ideas de la Teología de la Liberación son:
La salvación cristiana no puede darse sin la liberación económica, política, social e ideológica, como signos visibles de la dignidad del hombre.
Eliminar la explotación, las faltas de oportunidades e injusticias de este mundo.
Garantizar el acceso a la educación y la salud.
La liberación como toma de conciencia ante la realidad socioeconómica latinoamericana.
La situación actual de la mayoría de los latinoamericanos contradice el designio histórico de Dios y la pobreza es un pecado social.
No solamente hay pecadores, hay víctimas del pecado que necesitan justicia, restauración. Todos somos pecadores, pero en concreto hay que distinguir entre víctima y victimario.
Tomar conciencia de la lucha de clases optando siempre por los pobres.
Afirmar el sistema democrático profundizando la concienciación de las masas acerca de sus verdaderos enemigos para transformar el sistema vigente.
Crear un “hombre nuevo” como condición indispensable para asegurar el éxito de la transformación social. El hombre solidario y creativo motor de la actividad humana en contraposición a la mentalidad capitalista de especulación y espíritu de lucro.
La libre aceptación de la doctrina evangélica, es decir, primeramente procurar a la persona unas condiciones de vida dignas y posteriormente su adoctrinamiento evangélico si la persona quiere.
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