A pesar de los discursos, este es el festín de fin de año de los burócratas del "obispo de los pobres":
(http://www.abc.com.py/2008-11-30/articulos/474281/discursos-contra-pobreza-y-gran-despilfarro-a-fin-de-ano)
Discursos contra pobreza y gran despilfarro a fin de año
Mientras el Gobierno declara situación de emergencia por la extrema pobreza, el sector público festejará su fin de año con discursos sobre la hambruna en salones climatizados con opíparas festicholas de comidas frías y calientes con canilla libre de bebidas. Financiados por el pueblo, se vienen espléndidos banquetes, costosos obsequios y canastas navideñas donde piden hasta pan dulces importados mientras la gente, con suerte, pondrá un pan en su mesa. Lugo no logra compatibilizar su prédica con la práctica de sus funcionarios, pero tiene “la oportunidad” de pulverizar estos gastos o donar a los más pobres. Eso sí sería un gran “cambio”.
El único peligro de que nuestros funcionarios públicos terminen así sería un abuso con las comidas, el alcohol, o que bailen descalzos. Una burla a la realidad que prometieron cambiar.
El pronóstico de los próximos días: Mientras Fernando Lugo se desgañite en discursos sobre la pobreza, sus funcionarios se consolarán con banquetes que se están organizando y planificando con tiempo. Se avizoran pantagruélicas jornadas de opíparos almuerzos y cenas, algunos en salones con ambientación (decoración) y otros hasta con animación. Lluvia de bebidas, algunas en canilla libre; los vientos soplarán muy agradables en algunos salones climatizados de conocidos restaurantes de nuestra capital. Las temperaturas podrían variar solamente en los líquidos que serán consumidos para relajar a algunos esforzados trabajadores que en sus horas laborales discursean contra la pobreza.
Nuestro diario se dio un paseo por las páginas de Contrataciones Públicas donde en los últimos días -y horas - están subiendo apuradamente varios llamados para comprar canastas navideñas donde piden productos importados, “creativos” y costosos obsequios navideños y grandes comilonas que serán pagados con los fondos públicos.
Muchos contratarán servicios de vajillas, mesas y cómodas sillas. Solo las canillas libres podrían permitir que terminen por el piso.
Mientras se esfuerzan en halagar nuestros oídos con discursos, saquean nuestros estómagos con dinero del Estado que será usado para dar a unos pocos aquello que le está negado a la mayoría.
¿QUIÉNES?
La Dirección de Beneficencia (DIBEN). El Crédito Agrícola de Habilitación (CAH). El Banco Nacional de Fomento (BNF). El Banco Central del Paraguay (BCP). El Instituto Nacional de Cooperativismo (INCOOP). La Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Asunción. La Corte Suprema de Justicia, filiales Alto Paraná y Amambay. La Dirección Nacional de Aeronáutica Civil (DINAC). El Consejo Nacional de Telecomunicaciones (CONATEL). El SENEPA del Ministerio de Salud. La Industria Nacional del Cemento (INC). La Junta Municipal de Asunción. La Municipalidad de Asunción para la Terminal de Omnibus. Universidad de Pilar. Caja de Jubilaciones Municipales y la Municipalidad de San Lorenzo, son solo algunos que hallamos.
“Necesito tu ayuda para mi comida. Gracias”. Entes públicos no tendrán que pedir ayuda. Nosotros pagamos.
Algunas de estas instituciones piden obsequios navideños bien detallados; otras solicitan canastas navideñas con descripciones bien precisas de sus contenidos (finos vinos importados, por ejemplo). Hay otros que piden cotizaciones para almuerzos o cenas, comidas frías y/o calientes, en sus locales o en restaurantes climatizados, con y sin canilla libre.
Los pornográficos pedidos serán financiados por la ciudadanía: por la misma gente que en la mayoría de los casos no puede pagarse ni para sí misma, pero será forzada a pagar las excentricidades de otros.
Acostumbrados al derroche en época de los colorados, fuimos muchos quienes pensamos que estos despilfarros se acabarían con el cambio. Terminar con ellos ni siquiera requería grandes esfuerzos, creatividad, aprobaciones parlamentarias, permisos judiciales o poner a funcionar una gran maquinaria. Era apenas un poco de voluntad política, un buen bolígrafo, y la anulación -de golpe y porrazo- de una larga tradición de groseros despilfarros. No era mucho.
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