(Luis Agüero Wagner)
El filósofo alemán del siglo XVI Heinrich Cornelius Agrippa von Nettesheim notó las injusticias machistas afirmando que la mujer no puede ejercer jurisdicción alguna, ni firmar contratos sin permiso de su marido. Era tanta la maldad de los legisladores que llegaron a decir que la mujer, de gran nobleza por natural excelencia y dignidad, sería a pesar de todo de condición más vil que los hombres.
Es evidente que el movimiento por los derechos para la mujer ha hecho sus avances, de lo contrario no encontraríamos hoy en Internet un sitio virtual dedicado al “Frente Misógino de Liberación Machista (FMLM)”, agrupación que se define como un “movimiento político-social dedicado a proteger los intereses de los hombres frente al continuado avance de los movimientos feministas”. Sin lugar a dudas, el citado movimiento cuenta con muchos simpatizantes en Paraguay, a juzgar por la fuerza que ha logrado ganar la oposición, que hizo de convidado de piedra en las elecciones paraguayas de las últimas seis décadas.
Advertía también von Nettesheim que contraviniendo a las sagradas escrituras, incluso han negado a la mujer predicar la palabra de Dios. Tal vez inspirados en esa faceta misógina de la religión, los misóginos opositores paraguayos han decidido oponer a la primera candidatura femenina con posibilidades de llegar a la presidencia de la república en Paraguay la candidatura de un religioso jubilado, el obispo Fernando Lugo.
Notó el mismo autor que tanta era la resistencia ante el avance social de las mujeres que “por medios indignos y predispuestos contra ellas son obligadas a ceder el lugar a los hombres, como los cautivos desgraciados capturados en la guerra, sometidos a los insultos de sus conquistadores”. Estuvieron a punto de cumplirse literalmente sus palabras cuando la candidata Blanca Margarita se alzó con una victoria en el partido de mayor caudal electoral en Paraguay, la Asociación Nacional Republicana (partido Colorado). El candidato derrotado Luís Alberto Castiglioni, el protegido de la embajada norteamericana y de las clases dominantes del país, sufrió poco menos que una crisis existencial y estuvo al borde del suicidio.
Por los medios de prensa, las mafias que manejan la prensa del país iniciaron una virulenta campaña pidiendo que “para evitar la caída del partido” debía reemplazarse la chapa presidencial ganadora por la del perdedor dado que una mujer al frente de las huestes partidarias auguraba un cantado desastre electoral. Para fortalecer su posición sobornaron encuestadores venales que demostraban en forma concluyente la inevitable derrota oficialista con una candidatura femenina, aunque en fechas más recientes se hayan desdicho reconociendo que existe un empate técnico.
Ya entre 1984 y 1986 se había encargado un análisis a los medios de comunicación sobre las debilidades de las candidaturas femeninas, concluyendo que a las mujeres candidatas se las presenta como personas menos competitivas, que son percibidas como candidatos menos viables, y que para colmo los rasgos asociados a las mujeres eran cuestionados más por políticas que por políticos. El estudio también afirmó que las mujeres candidatas fácilmente pueden encontrarse con un doble problema: una exposición demasiado evidente de su parte masculina puede hacer que el público no se sienta a gusto con su personalidad, mientras que su parte femenina no es considerada lo suficientemente "dura" para hacer frente a un alto cargo de gobierno.
Un estudio del Banco Mundial sugiere que en una amplia gama de países, las tasas más altas de participación femenina en el gobierno se asocian con niveles más bajos de corrupción gubernamental, conclusión que muchos podrían imaginar que facilitaría los triunfos electorales de las mujeres. Sin embargo, el dato puede resultar un punto en contra en un reputado cementerio de teorías como el Paraguay, donde la corrupción goza de una multitudinaria legión de adeptos.
Para comprender el volumen de falsedades que han sido echadas a rodar en esta delirante campaña electoral, basta la mencionar que los partidarios del obispo se han consagrado por meses a la difusión de sondeos realizados por parientes de candidatos y encuestadoras fantasmas. Por si fuera poco, han denunciado que piensan blandir las encuestas realizadas por sus propios simpatizantes para reclamar por fraudes electorales en el caso de ser derrotados en las urnas.
Subyace bajo estas amenazas el solapado machismo reinante por estas latitudes, que ya en tiempos de la conquista y colonización por los españoles fue reconocido como el paraíso de Mahoma por los mismos predicadores de la fe católica.
Simone de Beauvoir cita en "El Segundo Sexo" al escritor francés Francois Poulain de la Barre (1647-1723); quien afirmaba que "Todo lo escrito sobre las mujeres por los hombres debe ser sometido a sospecha, ya que son a la vez juez y parte". La frase viene como anillo al dedo a la prensa paraguaya, que se ha dedicado a denostar contra la primera mujer con serias posibilidades de llegar a la posición política más preponderante en la vida nacional paraguaya, la candidata Blanca Margarita Ovelar.
Luis Agüero Wagner
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