Incapaces de medir la correlación de fuerzas, Lugo y sus seguidores acabaron humillados por quien consideraban un simple florero
Incapaces de medir la correlación de fuerzas, Lugo y sus seguidores acabaron humillados por quien consideraban un simple florero
Se ha dicho que la paciencia tiene sus límites, y ello pudo comprobarlo el defenestrado presidente del Paraguay, Fernando Lugo. Luego de mucho probar la de sus adversarios, logró que éstos se atrevan a lo que él consideraba imposible.
Lo que siempre vaticinamos finalmente sucedió: Un triste personaje de oscuros antecedentes, a quien la izquierda latinoamericana arropó y dio una identidad falsa, acabó por hundirse en la espiral de contradicciones que él mismo generó con su incapacidad de leer el escenario político, y de medir correlación de fuerzas.
Confiado en el respaldo internacional que supuestamente tenía, una y otra vez se lanzó a desafiar e intentar humillar a los partidos políticos del Paraguay, teniendo como únicas armas a unos matones prebendarios y patoteros de las ONG, por demás contradictorios, al presentarse como supuestos izquierdistas siendo en su gran mayoría financiados por la embajada norteamericana.
Todo indica que la campaña de desinformación de los incondicionales de Lugo no tendrá el éxito esperado. El nuevo presidente de Paraguay, Federico Franco, quien asumió tras una polémica destitución del mandatario Fernando Lugo, recibió ayer el respaldo de la Iglesia Católica con la visita en el Palacio de Gobierno con el nuncio apostólico, Eliseo Ariotti. Por su lado, Canadá también aprueba la destitución de Fernando Lugo y su sustitución por Federico Franco al señalar a través de un comunicado que el depuesto presidente paraguayo “ha aceptado la decisión del Senado” de Paraguay. (http://diariocorreo.pe/nota/95733/canada-aprueba-destitucion-de-fernando-lugo/)
La secretaria de Estado para el continente americano, Diane Ablonczy, dijo a través de un escueto comunicado emitido esta noche que “Canadá observa que Fernando Lugo ha aceptado la decisión del Senado paraguayo de impugnarle y que un nuevo presidente, Federico Franco, ha tomado posesión”. Tanto los gobiernos de España y Alemania, ya reconocieron al nuevo gobierno paraguayo, surgido de un acuerdo parlamentario por la vía constitucional del juicio político. Aun cuando la destitución del presidente paraguayo, Fernando Lugo, ha sido condenada por algunos países latinoamericanos, el ministro de Cooperación Económica de Alemania, Dirk Niebel, ha manifestado este sábado que es “un proceso normal de cambio”. ( http://hispantv.com/detail.aspx?id=185941)
En Asunción reina una absoluto normalidad. La única muestra de apoyo que Lugo recibió fue la de los empleados de la TV pública, frente al canal, en la noche de ayer.
Por su parte, un grupo de indígenas que fueron arreados para apoyar a Lugo en la plaza, denunciaron que fueron abandonados por sus líderes y debieron costear su regreso los adversarios de Lugo.Lo que sucedió se veía venir, y a pesar de los dramatismos con los cuales intentan algunos medios y gobiernos presentarlos, solo fue el último acto de un gran engaño.
Y más que buscar adjetivar a sus adversarios, la izquierda latinoamericana debería meditar sobre las veces que hizo oídos sordos a quienes advertíamos sobre esta apuesta fallida. LAW
Se ha dicho que la paciencia tiene sus límites, y ello pudo comprobarlo el defenestrado presidente del Paraguay, Fernando Lugo. Luego de mucho probar la de sus adversarios, logró que éstos se atrevan a lo que él consideraba imposible.
Lo que siempre vaticinamos finalmente sucedió: Un triste personaje de oscuros antecedentes, a quien la izquierda latinoamericana arropó y dio una identidad falsa, acabó por hundirse en la espiral de contradicciones que él mismo generó con su incapacidad de leer el escenario político, y de medir correlación de fuerzas.
Confiado en el respaldo internacional que supuestamente tenía, una y otra vez se lanzó a desafiar e intentar humillar a los partidos políticos del Paraguay, teniendo como únicas armas a unos matones prebendarios y patoteros de las ONG, por demás contradictorios, al presentarse como supuestos izquierdistas siendo en su gran mayoría financiados por la embajada norteamericana.
Todo indica que la campaña de desinformación de los incondicionales de Lugo no tendrá el éxito esperado. El nuevo presidente de Paraguay, Federico Franco, quien asumió tras una polémica destitución del mandatario Fernando Lugo, recibió ayer el respaldo de la Iglesia Católica con la visita en el Palacio de Gobierno con el nuncio apostólico, Eliseo Ariotti. Por su lado, Canadá también aprueba la destitución de Fernando Lugo y su sustitución por Federico Franco al señalar a través de un comunicado que el depuesto presidente paraguayo “ha aceptado la decisión del Senado” de Paraguay. (http://diariocorreo.pe/nota/95733/canada-aprueba-destitucion-de-fernando-lugo/)
La secretaria de Estado para el continente americano, Diane Ablonczy, dijo a través de un escueto comunicado emitido esta noche que “Canadá observa que Fernando Lugo ha aceptado la decisión del Senado paraguayo de impugnarle y que un nuevo presidente, Federico Franco, ha tomado posesión”. Tanto los gobiernos de España y Alemania, ya reconocieron al nuevo gobierno paraguayo, surgido de un acuerdo parlamentario por la vía constitucional del juicio político. Aun cuando la destitución del presidente paraguayo, Fernando Lugo, ha sido condenada por algunos países latinoamericanos, el ministro de Cooperación Económica de Alemania, Dirk Niebel, ha manifestado este sábado que es “un proceso normal de cambio”. ( http://hispantv.com/detail.aspx?id=185941)
En Asunción reina una absoluto normalidad. La única muestra de apoyo que Lugo recibió fue la de los empleados de la TV pública, frente al canal, en la noche de ayer.
Por su parte, un grupo de indígenas que fueron arreados para apoyar a Lugo en la plaza, denunciaron que fueron abandonados por sus líderes y debieron costear su regreso los adversarios de Lugo.Lo que sucedió se veía venir, y a pesar de los dramatismos con los cuales intentan algunos medios y gobiernos presentarlos, solo fue el último acto de un gran engaño.
Y más que buscar adjetivar a sus adversarios, la izquierda latinoamericana debería meditar sobre las veces que hizo oídos sordos a quienes advertíamos sobre esta apuesta fallida. LAW
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