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lunes, 9 de noviembre de 2009

POR FRACASO POLÍTICO LUGUISTAS BUSCAN APOYO MILITAR


"El manotazo que dio Fernando Lugo a la institucionalidad de las Fuerzas Armadas de la Nación es comprensible: carece de soporte político para sostener su gobierno y no tiene otra alternativa, salvo buscar respaldo militar" opina el analista Roque Gonzalez Vera en ABC color. Ver:

http://www.abc.com.py/abc/nota/44215-Fracaso-pol%C3%ADtico-obliga-a-buscar-apoyo-militar/

"Cambiar la cúpula militar fue una decisión política y refleja la voluntad del Poder Ejecutivo de enfrentar las amenazas de juicio político, con nuevas armas a su disposición: capacidad para iniciar movilizaciones populares y respaldo de un comando de Fuerzas Militares, leal a Fernando Lugo" afirma también el artículo.

EL MAYOR FRACASO POLÍTICO DE LA HISTORIA

“Fernando Lugo no tiene hoja de ruta, ni brújula, ni norte. Es indeciso, contradictorio, presionable, e hizo nombramientos como pago de favores”

Quien lo dice no es un opositor al obispo que estafó al electorado paraguayo el 20 de abril del 2008 con su imagen fraudulenta de referente moral, sino un cercano amigo y colaborador del hoy clérigo-presidente. La frase pertenece al libro “¿A dónde va el Paraguay? III”, del ex consejero de Yacyretá Roberto Paredes, un seguidor del obispo Lugo de la primera hora, y otrora cercano y apasionado colaborador.
El material hunde a todo el entorno presidencial y gabinete de ministros, sobre todo a Dionisio Borda, a Rafael Filizzola, a la ministra de Salud Esperanza Martínez, al secretario de la SAS Pablino Cáceres, entre otros. Del propio Lugo dice que perdió la brújula.

Paredes revela miserias del gobierno del cual fue parte hasta enero último.
El propio Fernando Lugo es considerado como una persona que gobierna sin norte, sin brújula, contradictorio, indeciso y hasta presionable, un hombre que repartió cargos más como “pago de favores políticos y económicos” y que hasta ahora se pasa haciendo “remiendos”.


Según Paredes, en este gobierno no ha habido “izquierdización” de la economía, sino “más bien un intento de copamiento del sector por Dionisio Borda”. Acusa al ministro de Hacienda de no haber tenido ni cuadros ni ideas claras ni respetables. Asegura que cuando cambiaron a Heisecke por Rivas y a Enzo Cardozo por Cándido Vera, la situación empeoró porque “en su ambición desenfrenada por controlar el sector, Borda instaló verdaderos ‘comisarios políticos’ ”.
Del ventilador prendido no se salva nadie, mucho menos el ministro de Defensa, Gral. Luis Bareiro, quien según Paredes fue otra gestión deficiente más entre tantas.

En Relaciones Exteriores subraya la pálida gestión de Hamed. De Pablino Cáceres, ministro de acción social, refiere solo “magros resultados”



REPULSA DE INTELECTUALES

Pero Paredes no está solo en sus apreciaciones, como se puede notar fácilmente leyendo a opinólogos de distinto signo político, sin distinción de banderías políticas.
Desde las páginas del elitista periódico "El Universitario", el dirigente histórico del Partido Revolucionario Febrerista Juan G. Granada dispara: "El gobierno de Lugo no cultivó una hectárea de mandioca, no hizo caminos porque espera endeudarse para hacerlo; no instaló una sola fábrica con inversiones: en Yacyreta espera vender la energía a 40 años por adelantado; en Itaipú aguarda el plus prometido por Brasil para repartir prebendas, tal como hicieron sus antecesores. Entonces, ¿a qué dedicó el tiempo? A librar una sorda batalla contra los partidos que integran su gobierno".
El ex presidente democrata-cristiano Manuel Andrada Nogués, por su parte opina que "Entre las personas que elige para nuestras relaciones diplomáticas en el nivel de embajadores, muchos de ellos no sirven ni para porteros de embajadas. El escándalo sexual de su candidato a Chile lo tomó en sorna. Siendo presidente pro témpore del Mercosur demostró una vez más aquello de lo que natura non da Salamanca non presta. No hizo absolutamente nada durante su mandato"
"Está cegado -afirma el sociólogo José Luis Simòn-, y para ocultarlo, se maquilla. Se maquilló siendo maestro rural, seminarista, sacerdote, obispo y últimamente ya como presidente de la república".

"Su gobierno no es de centro, ni de derecha ni de izquierda. No tiene rumbo ideológico" afirma categórico Aníbal Saucedo Rodas. Por su parte, Bernardino Cano Radil afirma que Lugo "Todavía no entendió que el camino, el único camino, es fortalecer las instituciones y seleccionar a los mejores para gobernar, no a los más ruidosos".
"Hace un año prometió atención a los aborígenes, pero sólo agravó la crisis indígena" dice por su parte Sofía L. Insfrán. "Las pobres políticas indigenistas de este gobierno fracasaron. Prueba de ello es que las protestas indígenas, en particular en Asunción, se multiplicaron desde que se inició este período de gobierno".
"Sin dudas, la cuestión de tener una vida oculta detrás de un título de obispo, hizo que despertaran todas las dudas sobre él, sin mencionar las burlas y bromas que no se hicieron esperar" afirma Carlos Franco.
"El proclamado cambio sigue siendo tal, una proclama, y últimamente, ya ni siquiera esto" concluye Daniel Codas, del Partido Patria Querida.



EL MAYOR FRACASO DE LA HISTORIA



Un incisivo analista y editorialista, el ex parlamentario por el Partido Liberal Alberto Vargas Peña, tampoco se ahorra críticas a la hora de evaluar el primer año de gobierno de Lugo. "Su equipo -afirma sin titubear- fue elegido no por la idoneidad de los convocados, sino entre los ideologizados más inútiles".

“Desde el mismo 16 de agosto- dice el articulista en “El Universitario”- se vio bien claro que Fernando Lugo no haría nada por cambiar realmente las cosas y que seguiría inmerso en el pantano”.
“Desde entonces, los indicadores económicos paraguayos descendieron notablemente, y el país apareció en los últimos lugares. Un logro notable para un gobierno que sostenía que venía a luchar contra la pobreza. Lo mismo ocurrió con los indicadores de la educación y de la salud” añade.
“La corrupción ha crecido, el endeudamiento también, la justicia no existe, la seguridad tampoco” sigue Vargas Peña, y finalmente concluye:
“Jamás, en los doscientos años de vida paraguaya independiente, un gobierno presentó un fracaso tan extendido y profundo, como el de Fernando Lugo. Y ninguno, presentó un año inicial tan vacío”.

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