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viernes, 6 de noviembre de 2009
LO CALIFICAN DE MALDICIÓN PARA EL PARAGUAY, ADEMÁS DE DEPRAVADO
El presidente de la República, Fernando Lugo, es una “maldición” para el Paraguay, además de ser un “depravado”, afirmó el senador opositor Juan Carlos Galaverna al ser consultado por radio Ñandutí sobre las expresiones del jefe de Estado.
Dijo que lo seguirá denunciando por ser una “estafador” de la ciudadanía.
UNA DESHONRA PARA LA INVESTIDURA PRESIDENCIAL
Lo menos que deberían hacer, opínò, es cubrirse el rostro aquellos que presentaron como referente moral a un oscuro personaje que acabaría deshonrando como pocos a la investidura presidencial de Paraguay.
Nada más y nada menos que un cura pederasta confeso, además acusado de violador, el gran embaucador Fernando Lugo, es quien pretende restar credibilidad a sus críticos, afirmò.
LLUVIA DE CONDENAS Y CRÍTICAS
Fernando Lugo no tiene hoja de ruta, ni brújula, ni norte. Es indeciso, contradictorio, presionable, e hizo nombramientos como pago de favores”
Quien lo dice no es un opositor al obispo que estafó al electorado paraguayo el 20 de abril del 2008 con su imagen fraudulenta de referente moral, sino un cercano amigo y colaborador del hoy clérigo-presidente. La frase pertenece al libro “¿A dónde va el Paraguay? III”, del ex consejero de Yacyretá Roberto Paredes, un seguidor del obispo Lugo de la primera hora, y otrora cercano y apasionado colaborador.
ero Paredes no está solo en sus apreciaciones, como se puede notar fácilmente leyendo a opinólogos de distinto signo político, sin distinción de banderías políticas.
Desde las páginas del elitista periódico "El Universitario", el dirigente histórico del Partido Revolucionario Febrerista Juan G. Granada dispara: "El gobierno de Lugo no cultivó una hectárea de mandioca, no hizo caminos porque espera endeudarse para hacerlo; no instaló una sola fábrica con inversiones: en Yacyreta espera vender la energía a 40 años por adelantado; en Itaipú aguarda el plus prometido por Brasil para repartir prebendas, tal como hicieron sus antecesores. Entonces, ¿a qué dedicó el tiempo? A librar una sorda batalla contra los partidos que integran su gobierno".
El ex presidente democrata-cristiano Manuel Andrada Nogués, por su parte opina que "Entre las personas que elige para nuestras relaciones diplomáticas en el nivel de embajadores, muchos de ellos no sirven ni para porteros de embajadas. El escándalo sexual de su candidato a Chile lo tomó en sorna. Siendo presidente pro témpore del Mercosur demostró una vez más aquello de lo que natura non da Salamanca non presta. No hizo absolutamente nada durante su mandato"
"Está cegado -afirma el sociólogo José Luis Simòn-, y para ocultarlo, se maquilla. Se maquilló siendo maestro rural, seminarista, sacerdote, obispo y últimamente ya como presidente de la república".
"Su gobierno no es de centro, ni de derecha ni de izquierda. No tiene rumbo ideológico" afirma categórico Aníbal Saucedo Rodas. Por su parte, Bernardino Cano Radil afirma que Lugo "Todavía no entendió que el camino, el único camino, es fortalecer las instituciones y seleccionar a los mejores para gobernar, no a los más ruidosos".
"Hace un año prometió atención a los aborígenes, pero sólo agravó la crisis indígena" dice por su parte Sofía L. Insfrán. "Las pobres políticas indigenistas de este gobierno fracasaron. Prueba de ello es que las protestas indígenas, en particular en Asunción, se multiplicaron desde que se inició este período de gobierno".
"Sin dudas, la cuestión de tener una vida oculta detrás de un título de obispo, hizo que despertaran todas las dudas sobre él, sin mencionar las burlas y bromas que no se hicieron esperar" afirma Carlos Franco.
"El proclamado cambio sigue siendo tal, una proclama, y últimamente, ya ni siquiera esto" concluye Daniel Codas, del Partido Patria Querida.
EL MAYOR FRACASO DE LA HISTORIA
Un incisivo analista y editorialista, el ex parlamentario por el Partido Liberal Alberto Vargas Peña, tampoco se ahorra críticas a la hora de evaluar el primer año de gobierno de Lugo. "Su equipo -afirma sin titubear- fue elegido no por la idoneidad de los convocados, sino entre los ideologizados más inútiles".
“Desde el mismo 16 de agosto- dice el articulista en “El Universitario”- se vio bien claro que Fernando Lugo no haría nada por cambiar realmente las cosas y que seguiría inmerso en el pantano”.
“Desde entonces, los indicadores económicos paraguayos descendieron notablemente, y el país apareció en los últimos lugares. Un logro notable para un gobierno que sostenía que venía a luchar contra la pobreza. Lo mismo ocurrió con los indicadores de la educación y de la salud” añade.
“La corrupción ha crecido, el endeudamiento también, la justicia no existe, la seguridad tampoco” sigue Vargas Peña, y finalmente concluye:
“Jamás, en los doscientos años de vida paraguaya independiente, un gobierno presentó un fracaso tan extendido y profundo, como el de Fernando Lugo. Y ninguno, presentó un año inicial tan vacío”.
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