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sábado, 31 de octubre de 2009

DONDE MÁS LE DUELE



Por Dany Fleitas Subjefe de NEGOCIOS de La Nación

No es casualidad el tijerazo que sufrió en la Bicameral del Congreso el presupuesto del gabinete social del Presidente. Se trata de una suma nada despreciable de US$ 50 millones. A no dudarlo, la falta de estos recursos resquebrajará la acción social del Gobierno y podría ocasionar en 2010 un descontento generalizado de los sectores más vulnerables del país hacia la figura presidencial.

Vale recordar que la SAS perdió la mitad de su presupuesto (G. 230 mil millones de guaraníes); la SEN se queda con 35% de los G. 35.000 millones previstos; al Indert le quitaron G. 118.000 millones y la Primera Dama buscaba repetir en 2010 los G. 3.500 millones de 2009, pero le dejaron sin recursos.

Quizá se trate de una simple excusa de reducción de gastos o una estrategia legislativa de “desgaste” a Lugo. Sea cual fuese la motivación, la Bicameral tiene sobradas razones para hacerlo. No es para menos, en apenas un año y piquito de gestión, se han cometido abusos que provocaron este desenlace.

A la ineficiencia de la baja ejecución presupuestaria, se sumó el uso sectario de los fondos para favorecer a simpatizantes de Tekojoja y a compañeros de la “zurda” en la ayuda humanitaria. Los escándalos estuvieron a la orden del día: denuncias por filiación, nepotismo (EBY, Primera Dama, MAG y otros), nombramientos irregulares, tráfico de influencias (Petropar), coimas (David Yinde) y hasta sospechas de intentos de estafa al Estado en la compra de tierras (Indert).

Por si todo eso fuera poco, se agregan las dudas sobre la adjudicación de la Quiniela, denuncias contra altos jefes policiales de estar complicados en el narcotráfico y hasta acusaciones de la oposición de apoyar a grupos violentos de la izquierda, en alusión al EPP, sector que hoy tiene secuestrado al ganadero Fidel Zavala.

Tantos horrores no pasan desapercibidos. En este escenario, Lugo y sus acólitos no tienen nada que decir de las barbaridades cometidas por los colorados. Son la misma cosa o aún peor, porque entran sedientos de poder y de dinero tras 60 años esperando ir al acecho.

Sus actos así lo están demostrando. Lugo, el intrigante López Perito, “Ña Meche”, Camilo Soares, Pablino Cáceres y Alberto Alderete, por citar algunos, representantes de la izquierda “iluminada” de este país, se presentaron como los santos redentores. Y miren lo que están sembrando hoy, anarquía por doquier. Quizá se creyeron tan listos e inteligentes como para creer que nos pueden tomar del pelo a todos.

Gracias a Dios no somos tan estúpidos y podemos refrescar la memoria de la gente y espetarles de frente lo que son. Nadie puede borrar de un plumazo lo que ocurrió con la jovencita Viviana Carrillo, Benigna Leguizamón o Damiana Morán; ni tampoco que un irresponsable ex Obispo dejó hijos por doquier en España, Ecuador e Italia en “giras pastorales”; ni pasamos por alto tampoco el chismerío generalizado de las orgías organizadas en búnkeres ribereños.

No se borró tampoco del “disco duro” el curioso caso de un ministro habitué de pubs gay donde baila un tal “Electra”; o de la bochornosa denuncia de malversación de fondos destinados a la Emergencia Nacional; o la detestable actitud de la compra de las tierras de Ulises Texeira; o del escándalo que envolvió a Ña Meche con el uso de fondos de la Fundación para gastos personales, entre los que se cuenta el alquiler de su casa. Nada de esto se olvida. Y, por suerte, tampoco los legisladores, quienes sí tienen poder para cortar a tiempo “las alas” a un cuervo que más tarde amenaza con comernos hasta los ojos.

Es evidente que con tantos “extraños” acontecimientos, uno tras otro, en tan reducido lapso, el Ejecutivo sembró más dudas que certezas y no logró construir en la ciudadanía el sentido de confianza como para merecer mejor suerte. Su credibilidad se fue al tacho. Es por eso que a Lugo y su Gabinete Social le tocaron donde más duele: el bolsillo.

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