Hace cerca de veinte años, Jesús Enrique Campuzano se libró de dar con sus huesos en la cárcel porque no había cumplido aún la edad penal mínima para ser procesado. Con quince años evitó seguir el mismo camino de dos amigos suyos, Francisco Martínez Sánchez, El melones, y Juan Manuel Sánchez, El Catalino, que fueron condenados a 24 y a 7 años, respectivamente, por la violación múltiple y el asesinato de la niña Pilar Toledano.
Sin embargo, Campuzano sí tuvo que vérselas con la justicia unos años más tarde, cuando ingresó en prisión por una agresión sexual. Hace unas semanas fue condenado por la violación de una prostituta en Santomera y aún tiene pendientes los juicios por otras tres presuntas violaciones y el asesinato de Priscilla Rodríguez, una prostituta dominicana en Murcia.
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