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lunes, 25 de mayo de 2009

FERNANDO LUGO: SOBORNOS COMPRAN SILENCIO

Recientemente fue noticia en Paraguay un obispo amigo de Fernando Lugo por recibir fuertes sumas del gobierno para sus "actividades pastorales".

El obispo en cuestión, Melanio Medina, ejerció también una férrea defensa de un burócrata acusado de corrupción en Yacyreta, por la sencilla razón que desde esa oficina venían los billetes verdes para su diócesis.

La mujer de púrpura nos relata un caso parecido:

Cuenta Ahumada en su libro: “Con Onésimo compartimos muchísimas reuniones, desayunos, comidas y cenas. Dos de ellas fueron en casa de su madre, en Tlalpan. En una de ellas le entregué un millón de pesos en efectivo, que me había pedido argumentando que le quería comprar un coche del año a su madre y que el resto serviría como aportación a sus obras piadosas”.



Dice Ahumada que entregó el dinero porque sería “un gran incentivo” para el obispo, quien intercedería “ante Dios Nuestro Señor” para el bienestar de él y de su familia. Recuerda que el prelado ofició la misa de primera comunión de sus dos hijos, Carlos Emiliano y Ana Lucía, el 11 de octubre de 2003, en la residencia particular del empresario, en San Ángel. Ahí, “Onésimo pidió para brindar, como era su costumbre, una botella de Petrus”.



Ahumada cuenta que a instancias de monseñor Cepeda, tuvo que apoyar al candidato del PRI en Ecatepec, Eruviel Ávila. Lo mismo que al alcalde de Tlalnepantla, Ulises Ramírez.



El empresario señala que en enero de 2003 intercedió para que el obispo y Rosario Robles, entonces presidenta del PRD, dejaran la “guerra” que estaban sosteniendo en la prensa. Ambos “hicieron las paces” en una “larga cena en Au Pied de Cochon, un lujoso restaurante de la ciudad de México”.


“Onésimo siempre insistía en que quería hacer negocios conmigo”, dice Ahumada en su libro. Pero el obispo le advertía que de obtener alguna obra, “tendría que caerme con el diezmo correspondiente.” Menciona “varias tardes taurinas” que en Acapulco compartió con el obispo, y que “se prolongaban” en “cenas bohemias y hasta en amaneceres en ese bello puerto”.


Sin embargo, Ahumada se lamenta porque el prelado le dio la espalda cuando cayó preso y más necesitaba de su auxilio espiritual: “Nunca aceptó la única petición que le hice cuando fui privado de mi libertad, en el sentido de que fuera a mi casa (el mismo domicilio donde se había celebrado la comunión) para que hablara con mis hijos y les infundiera un poco de paz, de tranquilidad y de fe”.


Sobre su amistad —“o como se le pueda calificar”— con el obispo de Ecatepec, Ahumada concluye: “Una vez más me equivoqué”.


Anteayer se dieron a conocer fragmentos del libro de Carlos Ahumada, quien asegura que el cerebro del videoescándalo de 2004 en el que se ve al líder perredista René Bejarano recibiendo fajos de billetes fue el ex presidente Carlos Salinas de Gortari, quien negoció de esa manera la liberación de su hermano Raúl Salinas.


El empresario argentino, quien actualmente se encuentra en su país, dijo que le negociación con Carlos Salinas la hizo por medio de Diego Fernández de Cevallos e involucró también a Santiago Creel, al fallecido Ramón Martín Huerta y a Santiago Creel Miranda, entre otros panistas y priistas.


Según Ahumada, Salinas le entregó 35 millones de pesos por los videos, con objeto de que lograra la exoneración de Raúl. “Salinas fue el cerebro de los videoescándalos. Yo fui el de los videos, él fue el del escándalo”. También afirmó que en una reunión que sostuvo con el ex presidente estuvo Rosario Robles Berlanga, ex lideresa nacional del PRD. Según el relato de Ahumada, como Rosario Robles comentó que “debía ser un gran honor y un orgullo portar la banda presidencial. Salinas inmediatamente tomó una de las bandas presidenciales que estaban en una vitrina “y se la puso a Rosario cruzándole el pecho y le dijo: Te luce muy bien”.

FERNANDO LUGO, BENEFICIARIO DE LA IMPUNIDAD REINANTE

Mientras en Paraguay los abusos cometidos por Fernando Lugo cuando era obispo tienen impunidad asegurada, varios casos similares llevaron a prisión a curas que cometieron aberraciones similares en Estados Unidos.

El ex sacerdote Michael Baker, acusado de abuso sexual a menores durante varios años, fue sentenciado por un juez de Los Angeles a diez años de prisión, informaron el martes autoridades judiciales.

Baker, de 60 años, se había declarado culpable de abusar sexualmente a dos niños entre 1994 y 1998 cuando trabajó en la Arquidiócesis de Los Angeles, como parte de un acuerdo para evitar un proceso judicial prolongado en la Corte Superior de Los Angeles.

"Por muchos años Baker engañó a parroquianos, terapistas, líderes de la iglesia y más que todo a sus víctimas", declaró en un escueto comunicado el cardenal Roger Mahony, luego de conocer la sentencia del ex sacerdote.

"Por sus acciones causó terrible daño a inocentes y oscureció buenos actos de sacerdotes y ministros", dijo.

"Espero que ésto, combinado con su previa remoción del sacerdocio, permita sanar el horrible daño que ha causado y traer un sentido de justicia a sus víctimas y a la comunidad", añadió.

Baker, quien sirvió durante 26 años en el ministerio católico, se presentó a la audiencia del lunes vestido con el uniforme naranja que usan presos para conocer la sentencia que le fue impuesta por el juez del tribunal Superior de Los Angeles, Curtis Rappe.

El ex sacerdote aceptó haber abusado sexualmente de dos niños monaguillos, en 12 de los cargos que se le imputaban.

Según el procurador de distrito, Steve Cooley, a Baker "le fue ordenado pagar 20 mil dólares en restitución de los servicios de salud mental a la segunda de las víctimas" de la que se mostró confeso, así como otros 220 dólares por cargos.

En 2003, Baker fue acusado de múltiples cargos por abuso sexual de menores, supuestamente cometidos entre 1978 y 1985, aunque el caso —junto a una docena más—, terminó delegado en el Tribunal Supremo de Estados Unidos porque había caducado el tiempo legal para su proceder.

A Baker se le acusó entonces de 34 cargos de abuso sexual que involucraron a seis víctimas menores de edad, pero en la audiencia del lunes, donde estuvieron presentes varias víctimas y ex sacerdotes, sólo reconoció haber mantenido relaciones con dos.

Después de pasar por nueve parroquias, la Arquidiócesis de Los Angeles decidió retirar de su oficio a Baker en 2000, después que Mahony refirió al pederasta a recibir tratamiento sobre sus problemas de índole sexual.

Una vez que salga de prisión, Baker estará requerido a inscribirse como ofensor sexual en la base de datos del sistema de justicia por el resto de su vida y a renovar su registro de forma anual.

Entre tanto, la Arquidiócesis de Los Angeles comenzó la víspera a pagar parte de los 660 millones de dólares que acordó desembolsar a las más de 500 víctimas que han interpuesto una demanda por haber sido abusadas sexualmente cuando eran adolescentes por algún sacerdote que pertenecía a dicha institución.

De acuerdo con la propia arquidiócesis Baker había aceptado ante el cardenal Mahony en 1986 que había molestado a dos menores de edad de 1978 a 1985.

Mahony no notificó el hecho a la policía, pero envió a Baker a un centro especializado que atiende a sacerdotes con problemas de abuso sexual.

En años subsecuentes, Baker fue asignado a nueve diferentes parroquias pero proscrito de tener contacto privado con menores.

Sin embargo, él violó en tres ocasiones estas restricciones, según expedientes de la iglesia revelados por la arquidiócesis.

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