LUIS AGÜERO WAGNER- La misma prensa que impulsó con pasión la carrera política del obispo Fernando Lugo, tal como sucedió con Lucho Gonzalez Macchi, ahora parecería notar que impulsó un salto al vacío para un fiasco anunciado.
Una conocida periodista habla de que el obispo fue víctima de una "chamburreada" promiscuidad de su base política".
www.abc.com.py/blogs/post/798/poca-prisa-y-muchas-pausas
"La falta de liderazgo de Lugo ya es preocupante" titula su comentario el analista Carlos Peralta.
www.lanacion.com.py/noticias-231462.htm
"¡Marche urgente un retiro para Lugo!" pide por su parte en Ultima Hora Oscar Ayala Bogarín.
www.ultimahora.com/notas/198380-%C2%A1Marche-urgente-un-retiro-para-Lugo!
Al fin y al cabo, se arrepienten de sus propias mentiras pero el daño está hecho. El país está en manos de un personaje de ficción que inventaron y que ahora pretenden deshacer como si nada hubiera pasado, y como si fueran turistas en esta historia.
LA REALIDAD Y LA FANTASÍA
Los medios hablaron de que Lugo tenía un gran apoyo de los "movimientos sociales", pero la realidad es que le seguían ONGs, alineadas detrás del flujo de dólares de las embajadas extranjeras.
Se habló de que Lugo tenía el respaldo absoluto de los partidos que aparecían a su lado en la prensa, pero se escondía bajo la alfombra a los sectores disidentes que los había en todos ellos, que no confiaban en una candidatura cuasi impuesta por la prensa.
En el proceso, incluso se fabricaron supuestos partidos de "izquierda" financiados por la ultraderecha de Washington, como el Pmas de Camilo Soares.
El resultado fue una pírrica victoria electoral, que ubicó a un personaje que, al cabo de tanta propaganda, nos damos cuenta que no tenía liderazgo. No tiene un solo senador, un solo diputado en el parlamento en quien confiar.
No tiene un solo periodista que salga a defenderlo hoy en su columna.
No hay un partido político que hoy quiera jugarse por él, al punto que ahora, luego de llegar a presidente, recién se le ocurre que necesita de uno.
Y lo que es peor, no hay ningún responsable de este nuevo y alegre paso del Paraguay hacia su consagración como estado fallido.
Lo que sí abundan, como siempre, son los rufianos deseosos de cargos prebendarios o negociados a expensas del estado. Eso nunca falta en la idílica república burguesa del obispo de los pobres. LAW
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