(Luis Agüero Wagner)
Los grupos mafiosos que apoyaron la eleccion del obispo Fernando Lugo, encabezados por el clan Zucolillo-Pappalardo, hoy presiden el tribunal de la inquisición en la idílica república burguesa del obispo de los pobres.
Una de las tantas paradojas paraguayas de hoy la constituye el hecho que las mafias que manejan la prensa del pais, son quienes ejercen hoy el tribunal de la inquisición.
El más notorio de todos, el clan Zucolillo-Pappalardo, tiene un frondoso historial que incluye financiamiento de actividades de la Liga Mundial Anticomunista, donaciones al director del centro de detenciones y torturas del dictador Stroessner, negociados con la Secta Moon, Massera y Wasmosy, etc.
Aldo Alberto Zucolillo fundó ABC color, el 8 de agosto de 1967, bajo el padrinazgo del general Alfredo Stroessner, quien asistió a la inauguración del “diario joven con fe en la patria”. Desde entonces, y hasta poco antes de su clausura en 1984, en incontables editoriales, Zucolillo defendió con vehemencia la política y la larga era de paz y de progreso del gobierno del general Stroessner. Claro está, los negocios de los Zucolillo prosperaban gracias al “ilustre jefe” y por ello era frecuente encontrar a ambos en numerosas “estampitas” de la época.
En ocasión del décimo aniversario de ABC color, el 9 de agosto de 1977 este diario -propiedad de Zucolillo- destacó en grandioso titular "El presidente Stroessner estuvo en nuestra casa", mientras unos quinientos presos políticos seguían hacinados en un campo de concentración en Emboscado, en condiciones infrahumanas.
Zucolillo realizaba por esos años una consistente defensa de la política de Stroessner, hasta el punto de llegar a rebatir las gestiones que venía realizando el gobierno de Jimmy Carter a través de su embajador Robert White.
El “cuentero Zucolillo” tenía fuertes vínculos con el general Stroessner, al igual que su hermano Antonio (Tuco), consuegro de Stroessner y embajador en Londres, su hermano Julio César, delator al servicio de Pastor Coronel y su célebre cuñado, Conrado Pappalardo Zaldìvar, encargado de los actos ceremoniales del dictador.
Zucolillo también es un referente en Paraguay de la Secta Moon, que operaba en Paraguay y Uruguay a través del grupo Velox, presidido por el uruguayo Juan Peirano, cuyas empresas asociadas eran Banco Alemán, Fondos Mutuos Banalemán, Financiera Parapití SAECA, Garantía SA (con Citibank), supermercados Stock y Shopping del Sol.
Zucolillo fue también, además de beneficiario de la dictadura anticomunista de Stroessner, un gran agraciado de Wasmosy, ya que le concedió la licencia para operar telefonía móvil celular. Así nació Personal S.A. de Telecom Argentina (de Emilio Massera y Asociados), Telecom Personal y ABC telecomunicaciones consorciadas en Nucleo S.A., que lazó el servicio en Asunción y alrededores en octubre de 1997, la cual compitió con TELECEL de Lino Oviedo.
Pero, por supuesto, Zucolillo no es el único mafioso en el entorno del obispo, que vive un tórrido romance con los impresentables empresarios que manejan los medios de comunicación en este país, considera entre los más corruptos del mundo.
LOS MEDIOS HEREDADOS DE LA DICTADURA (I)
Uno de los tantos fraudes perpetrados durante la interminable transición democrática paraguaya fue la falsificación de la memoria. Las historias se acomodaron de manera complaciente al continuismo gatopardista que caracterizó a los sucesos del 3 de febrero de 1989, y el pasado servil al dictador de muchos políticos, comunicadores y periodistas pasó a convertirse en un tema tabú.
Sobre este tema, vale mencionar la sinuosa trayectoria de ciertos personajes que controlan en Paraguay un alto pocentaje de lo que se puede decir.
No hace mucho tiempo se divulgó una encuesta revelando que apenas un tercio de los paraguayos mantenía su fe en la democracia, dato que debería haber sugerido un mayor espíritu autocrítica a quienes se adueñaron del país a partir de febrero de 1989. Para desgracia nuestra, estos personajes no sólo guardaron una enorme distancia de los conductores de otras transiciones democráticas (como Frei o Lagos en Chile, por ejemplo) sino que además pretendieron imponer una historia autocomplaciente y fantasmal de "lucha inclaudicable" contra la dictadura para censurar toda crítica a sus deshonrosos actos de estos últimos 18 años. Quienes no fuimos protagonistas –por motivos varios, entre ellos generacionales- de la resistencia contra la dictadura, en estas últimas dos décadas nos hartamos de ver en el escenario olímpico, monopolizando Micrófonos, a los "grandes Héroes" de la "democracia" como Andrés Rodríguez, Calé Galaverna, Humberto Rubín, Aldo Zucolillo, Pepa Kostianovsky, Domingo Laíno, Carlitos Filizzola Pallarés, Alcibíades González Delvalle, etc., etc. Debemos suponer, dado la forma excluyente en la que han obrado todo este tiempo y la inmensa responsabilidad que han tenido en el rumbo de esta perpetua transición la mayoría de ellos, que éste país que hoy tenemos es el que deseaban cuando "luchaban" contra Stroessner.
Un lugar donde citar el Apocalipsis o leer las noticias son en la práctica casi la misma cosa.
Nada más revelador de lo que vendría como el matiz de los hechos que pusieron en marcha la transición: el cierre de cuatro entidades financieras y un golpe casi incruento, sin alternancia de partidos ni grupos. La familia Rodríguez reemplazando a la anterior en todos los buenos negocios, incluyendo medios de comunicación, y las nuevas camarillas interpretando muy pronto las nuevas formas de impunidad acordes a una "democracia". El conocido ex jefe de la DEA en Paraguay Robert Ridler se mostró sumamente "comprensivo" ante la prensa internacional cuando fue consultado sobre el papel de Cambios Guaraní (uno de los detonantes del golpe, que contaba entre sus socios al célebre grupo Peirano-Facio) en el lavado de narcodólares, declarando que no podía asegurar que la "sospecha" sea fundada.
Las premisas estadounidenses respecto al narcotráfico podían causar tensiones incómodas. Las carpetas serían archivadas, pero no destruidas, pensando en cualquier eventualidad. El famoso libro "Conexión Latina" de Nathan Adams y los artículos de Jack Anderson en el Washington Post, que habían sido tan deliciosas en círculos opositores, perdieron de inmediato su interés y se esfumaron mágicamente de la memoria de los grandes combatientes por la libertad como Aldo Zucolillo, Humberto Rubín, Calé Galaverna o Carlitos Filizzola Pallarés. La misma complacencia devino para los nuevos "zares" de la comunicación, y las nuevas élites políticas y financieras. La resolución 862 del 25 de mayo de 1977 del IBR por la cual Humberto Rubín fue beneficiado con 2.000 hectáreas de tierra por Stroessner (contrariando expresas disposiciones del estatuto agrario, ley 864/63), pasó a convertirse en una "vil patraña” inventada por los roedores de los mármoles de la patria periodística. Un ataque parecido de amnesia había afectado a Aldo Zucolillo cuando en la mañana del 25 de marzo de 1988 logró reunirse con Robert Gelbard, subsecretario adjunto par Asuntos Interamericanos del Departamento de Estado norteamericano. Frustrado por el fracaso de su plan Zeta acusaría allí a los opositores de "vagos, necios y cobardes", de acuerdo al memorando. Omitió por supuesto delatar a sus amigos que traficaban drogas y ocupaban puestos claves en el aparato gubernamental, entre ellos al que había formado sociedad con él, para parir ABC color. También las tapas de ABC pidiendo la cabeza de los disidentes, las crónicas donde el diario se congratulaba de haber recibido al dictador "en su casa", o los editoriales defendiendo la represión genocida desatada en Argentina por Jorge Rafael Videla, irían a parar al freezer.
Es innegable que si algo no se puede negar a los “inclaudicables luchadores” contra Stroessner, es su extraordinario don de la ubicuidad. En dictadura mezclados con los represores, en democracia revueltos con las víctimas. Si no es cierta esta aseveración, que lo diga Leila Rachid, quien hasta logró colarse en la Comisión de Verdad y Justicia en una de sus múltiples excursiones recreativas por cuenta del estado, en aquella oportunidad por la tanguera, culta y lujuriosa capital del Plata. Y ello a pesar de haber trabajado por años bajo las directas órdenes de “Poncho Pyta”, en pleno auge del operativo Cóndor, habiendo sobrevivido a los cancilleres Alberto Nogués, C.A. Saldívar y Rodney Elpidio Acevedo, ex representante de Stroessner ante el caudillo de España por la gracia de Dios Francisco Franco Bahamonde.
Digamos que no es un caso muy distante al de Humberto Rubín, que aceptó en 1977 el obsequio que le hizo Stroessner de dos mil hectáreas de tierra, en plena zona de conflicto entre represores y las Ligas Agrarias. O de Aldo Zucolillo, gran luchador por la libertad de expresión, que combatía por la democracia fustigando desde las páginas de ABC color la política a favor de los Derechos Humanos de la Administración Carter, defendiendo al gobierno de Jorge Rafael Videla, y entregando donativos en metálico a “La Técnica” que dirigía Campos Alum.
Ya decía Jacobo Timerman que se necesita a los mejores periodistas de la izquierda para hacer un buen periódico de derecha.
No se salvan de pertenecer a la especie Ultima Hora, Canal 9 SNT ni los medios de la red privada de comunicación, incluído el desaparecido diario Noticias.
EL DULCE NACIONALISMO Y EL ANTI-IMPERIALISMO SELECTIVO DE ABC (II)
Sin desmeritar a Brasil como imperio, considerando lo mal que la pasó el Paraguay hacia 1870 cuando aplicó la “confrontación directa” con el coloso sudamericano en una gigantomaquia digna de titanes contra olímpicos en la mitología griega, resulta contradictorio el nacionalismo y anti-imperialismo tan selectivo en ciertos zares de la prensa paraguaya. Especialmente si consideramos que la única vez que abrieron la boca para acusar al imperio norteamericano (que impuso en Paraguay la dictadura anticomunistade la que se presentan como víctimas), fue para criticar a Jimmy Carter por preocuparse del tema “Derechos Humanos”.
Como enfrentados a la reputación inventada de luchadores por la democracia que se autoadjudican, se pueden citar los panegíricos que dedicaran, antes del giro en política exterior de sus amos de Washington, a grandes filántropos como Jorge Rafael Videla o el editorial defendiendo al dictador Augusto Pinochet detenido en Londres (ABC,8 de noviembre de 1998).
El dulce nacionalismo tampoco condice con la prosapia de Aldo Zucolillo, hijo de don Antonio Zucolillo Abbondante, quien vendiendo “abondante” azúcar a los bolivianos en plena guerra del Chaco no pudo haberle explicado a su vástago gran cosa sobre la rentabilidad del patriotismo. Sí concuerda, en contrapartida, con el hábito del dueño de ABC de intentar borrar su pasado vergonzante con itinerarios de ida y vuelta, y mentir con insistencia goebbeliana. En este empeño, hasta fue capaz de contratar a Christian Zimmerman para predicar desde ABC la receta del mago Martínez de Hoz, de cuya efectividad estaba a punto de convencernos cuando salieron a la luz sus aventuras de Bancopar y otras financieras.
Al margen de los hechos visibles al público, no me parece muy caballeroso por parte de la diplomacia norteamericana estar instrumentando a sus lacayos paraguayos para hacer llegar sus quejas al representante de Lula da Silva. En todo caso, James Cason podría ir hasta la sede brasileña y enrostrar directamente al embajador Valter Pecly su protesta por su ingerencia en lo que considera una neo-colonia del emperador al cual sirve.
Claro que en ese caso, se quedaría sin trabajo Ricardo Canese, y perderían espacio en la prensa los corifeos de las campañas del imperio norteamericano contra el MERCOSUR.
RCTV Y LA PRENSA MACCARTISTA (III)
La campaña maccartisa del desfasado periodismo ultraderechista paraguayo alcanzó su clímax cuando el gobierno de la soberana república bolivariana de Venezuela se negó a renovar licencia a un un grupo empresarial comprometido con el golpismo militar que sòlo se ha dedicado siempre a producir telenovelas para infradotados. Este grotesco grupo fue tomado como emblema de la libertad de expresión para quienes consideran elásticos temas como la libertad de expresión. Se trata de los mismo que instrumentan el tema de Itaipú, funcional para los delirios de poder paralelo de los bushistas trasnochados y partidarios del ALCA que predominan en sus medios de comunicaciòn.
Primero, debemos decir que resulta lamentable el espectáculo de ciertos políticos pusilánimes exhibidos cual trofeo del amo de ABC color, cuando se allanan a seguir su línea editorial contra el Mercosur, buscando instrumentar el tema de las hidroeléctricas para crear disturbios en el bloque regional, como si nos faltaran problemas en el país y el subcontinente. Y tanto más notorio el triste papel de títeres al tratarse de medios de comunicación bien conocidos por sus vinculaciones directas e indirectas con intereses imperiales extranjeros a la región, y su anacrónico Maccarthismo que pareciera ignorar que la guerra fría finalizó hace casi dos décadas.
Resulta realmente lamentable ver en ese papel a tribunos con auténtico predicamento político como Miguel Abdón Saguier, o a supuestos izquierdistas como Ricardo Canese.
Como no constituye sorpresa, acompaña a Zucolillo el ex animador de los cumpleaños de Stroessner Humberto Rubìn, que en 1987 cerrò de motu propio su radio para no pagar sueldos a sus empleados con los 341.000 dòlares que la Nacional Endowment for Democracy le facilitò para el efecto.
En segundo lugar, debería discernirse que ni los gobiernos de Brasil o Argentina son responsables del inmediatismo de algunos líderes políticos paraguayos, por demás carentes de legitimidad e invalidados como interlocutores desde un principio, cuando estos posponen renegociaciones a cambio del metal envilecedor imprescindible para comprar conciencias durante sus campañas políticas. Quienes no tenemos una memoria dependiente de las dádivas de la publicidad oficial, ni tenemos motivos para defender a actores de reparto que se dedican a seguir la línea editorial de la patria periodística para aparecer en sus espacios, todavía tenemos fresco el recuerdo del viaje del senador Carlitos Filizzola Pallarés a Brasilia en diciembre de 2005, supuestamente para hablar de la renegociación de Itaipú, pero en la vida real para claudicar ante Lula, y traer a su jefe Nicanor 20 millones de dólares para financiar su campaña en la interna colorada de febrero de 2006.
En tercer lugar, que no tienen autoridad moral para censurar el entreguismo de ningún gobierno quienes albergan en sus filas a notorios voceros de coacciones externas desnacionalizantes pagadas por embajadas extranjeras.
Sin negar que cualquier tratado internacional es pasible de exhibir defectos de forma y contenido, difícilmente pueda aceptarse el papel de censor de una prensa fabuladora, sin autoridad moral ni compromiso con la verdad, que jamás ha pretendido ocultar sus tendencias socialdarwinistas y ultraderechistas al enfocar temas económicos y políticos, su hipocresía a la hora de condenar una dictadura que alabó por décadas, ni tampoco su ocasional visión legionarista y anti-nacional de la historia paraguaya en el enfoque de sus momentos culminantes. Aunque lleve décadas disfrazando de nacionalismo sus incontenibles afanes de convertir Itaipú en la manzana de la discordia del Mercosur, al tiempo de erigirse en abogada de expoliadores intereses extranjeros -eventualmente brasileños- que operan en el país prometiendo redimirlo, presentándose fraudulentamente como voceros de los intereses generales de la sociedad.
Ya dijimos que los políticos necesitan de la prensa para hacer conocer al público que están constantemente defendiendo causas nobles, aunque sean muy magros los resultados de su accionar, sobre todo porque la cobertura periodística no abarca todos los azimuts del espacio, y las buenas intenciones pareciera que no existen si no están los fotógrafos. Este hecho invariablemente se repite en el caso que nos ocupa.
Bien haría el señor Zuccolillo en historiar el tratado de Itaipú sin omitir a sus íntimos que participaron de las mieles del negocio, ni tampoco olvidar que el tan cuestionado acuerdo pudo firmarse gracias a la legitimidad que dieron a Stroessner sus grandes amigos y asesores (?) en temas políticos como los hermanos Levi Rufinelli.
Del mismo modo que sería deseable que nuestros negociadores en temas como Itaipú exhiban mayor patriotismo y sean intransigentes a la hora de defender los intereses nacionales, algo que no está en discusión, tampoco estaría demás que ciertos políticos y parlamentarios de la oposición demuestran una mayor autonomía de pensamiento y originalidad a la hora de elegir sus reivindicaciones, que cada vez aparentan más ser campañas auspiciadas por ciertos diarios. Para colmo, justo los que están habituados a las más bochornosas campañas contra la verdad.
EL CLIENTELISMO Y LA PRENSA PARAGUAYA (IV)
Por si ya no fuera suficiente saber que la Nacional Endowment for Democracy subsidia al diario más leído de Paraguay para mantener una anacrónica e insoportable línea maccartista abyecta a los designios de la embajada norteamericana, a este medio que alberga a varios periodistas que también gozan de jugosos zoquetes en la función pública, se le ocurrió publicar una lista parcial de comunicadores comprados por el oficialismo con el dinero del pueblo.
El caso de estos periodistas, vendidos al Diablo por un precio que daría vergüenza a Fausto, recuerda aquella advertencia del informante "Garganta Profunda" a los periodistas de "The Washington Post" que destaparon el escándalo Watergate, en 1972: "Síganle la pista al dinero" (Follow the money).
Se trata de los mismos personajes -ya todo el mundo lo sabía- que se pretenden facultados para decidir quiénes son los referentes o voceros autorizados de cada partido, quiénes tienen derecho y quiénes no a ocupar espacios en radios y diarios, por más que se trate de partidos de la oposición y ellos sean beneficiarios de las dádivas del oficialismo. Un sistema absolutamente ecuánime, como puede notarse, para preservar la independencia y democracia interna de los partidos contestatarios.
Son también ellos quienes deciden por la Justicia Electoral cuál es el procedimiento legal en una interna, quién tiene derecho y quién no a impugnar un acto electoral ilegítimo, dado que aberrantes irregularidades en un proceso eleccionario les tienen sin cuidado siempre y cuando el Tribunal Superior de Justicia Electoral no les levante su onerosa publicidad, propaganda estúpida y sin sentido que al igual que los auspicios de Itaipú, invariablemente la paga el pueblo.
Eso no quiere decir que el soberano pueda influir sobre las pautas de a qué medios se desvíen los fondos "sociales" (antisociales?) de Itaipú, dado que el dinero sin excepciones debe terminar en el bolsillo de "grandes comunicadores" al servicio del pensamiento asocial y acrítico, que por añadidura reciben importantes sumas en dólares de embajadas extranjeras para solventar propaganda antiparaguaya.
Nadie tiene derecho a quejarse, porque ellos son los dioses del Olimpo, las figuras consulares de la paraguayidad, héroes sin mácula en la lucha contra la fase terminal del régimen que les pagó la inauguración de sus medios de comunicación.
Sólo ellos nos salvaron de la pérfida dictadura estronista financiados por los dólares de la National Endowment for Democracy, y por lo tanto sólo ellos tienen credenciales para llevarnos si se les antoja a la dictadura nicanorista, esta vez financiados por los dólares de Itaipú. Poco importa que el Paraguay esté hipotecado al Brasil y que se deban unos impagables 19 mil millones de dólares por la Central Hidroeléctrica, deuda que crece mientras a ellos les llueve generoso el dinero público. Después de la patria periodística, puede venir el diluvio.
Nadie espere tampoco un aporte real a la sociedad o a la cultura paraguaya, algún compromiso con el patriotismo, de ninguno de los programas tan alegremente subvencionados por el erario público. El verdadero leitmotiv de las dádivas ya lo conocemos: declarar inexistentes para el comunicador y para el comunicado vastas áreas de nuestra acuciante realidad, una forma más aceptable y civilizada de la censura que imponía por la fuerza bruta la dictadura.
El mismo diario que realizó la denuncia a medias, cuenta en sus filas con numerosos referentes del clientelismo imperante en la prensa paraguaya. En su urticante sección política, sólo por dar un ejemplo, descolla un escribiente íntimamente vinculado a la jefa de prensa del Presidente, y como intocable vaca sagrada subsiste en sus páginas un ex-policía de Stroessner al servicio hoy de la propaganda desnacionalizante, además de privilegiado zoquetero del desastroso gobierno municipal colorado de Enrique Riera. Todos ellos desfasados exponentes de un país que quisiéramos olvidar.
La ciudadanía, que ya intuía esta vergonzosa simbiosis, tiene ahora el testimonio de los "autores confesos" del robo, que por alguna razón -probablemente de "pesos"- delatan a solo unos pocos chanchos de su chiquero. Confesión tardía de unos farsantes que no solo han pretendido presentarse como "luchadores contra la dictadura" y habilitar credenciales democráticas mientras los verdaderos héroes morían de hambre por desidia, también han intentado hacerse pasar por padres de la patria y prohombres de la democracia.
Un pedestal al que jamás podrían haberse elevado a juzgar por la conducta y afán de lucro antisocial, así como la carencia de ética, de la que han hecho gala en todos estos años contribuyendo al fracaso de esta transición.
RENEGADOS ALABARDEROS DE STROESSNER (V)
Un célebre escritor cuya obra fue objeto de censura y persecución por parte de las dictaduras neo-nazis que proliferaron en Latinoamérica, como subproducto de la guerra fría, escribió una vez: "No quieren que vean lo que escribo, porque escribo lo que veo". Muchos cronistas vernáculos de la historia bajo presión que debería ser el periodismo, a diferencia del caso mencionado, no escriben lo que ven por lo bien que paga la enceguecedora propaganda -ilegal, para colmo- del oficialismo, de acuerdo a lo que últimamente nos venimos enterando de la boca y pluma de algunos malos y envidiosos.
Muchos ciudadanos que consideramos que este país mendigo, exportador de braceros, tiene otras prioridades que superan el afán de lucro antisocial de la patria periodística, no podemos menos que asquearnos de la cobardía de quienes, desde el poder político, tiemblan ante la perspectiva de una prensa independiente y objetiva, comprando silencio cómplice a manos llenas con el dinero del pueblo. Lo mismo decimos de la inescrupulosidad de quienes abultan sus bolsillos chantajeando desde sus medios de comunicación, oficinas fantasma de por medio, en lugar de velar por el derecho a estar informado del respetable público.
Muchos de estos padres de la patria periodística son los mismos que se beneficiaron con tierras destinadas a la reforma agraria, en pago por sus buenos oficios de animadores de la "fecha feliz" de la Segunda Reconstrucción. De la agricultura de subsistencia pasaron pronto y sin escala al ramo de la comunicación, cuando el coronel Pablo Rojas obtuvo la bendición del general Stroessner para distraer dinero de la Intendencia del Ejército, y usarlo para inaugurar radios y diarios al servicio de la propaganda del régimen. Es decir, estamos hablando de gente con vasta experiencia, que ha mamado del erario público desde sus humildes orígenes.
En un gesto desvergonzado de ingratitud e incoherencia, estos ahijados de la dictadura se abocaron a combatirla en su fase terminal. No por principios ni convicciones, obviamente, sino estimulados por la importante suma en dólares que la National Endowment for Democracy puso sobre la mesa, obligándoles su codicia sin límites a denostar contra sus otrora benefactores.
El sinuoso camino al éxito de estas familias señeras de la patria periodística, algunas de las cuales le cuestan al pueblo paraguayo alrededor de 2.500 millones de guaraníes al año sólo en desembolsos de Itaipú Binacional, no determina que deban ellos manifestarse agradecidos hacia el estado del que solo recibieron beneficios crematísticos, en todas estas décadas que llevan colgados de sus glándulas mamarias. Basta tener libre alguna mañana para escucharlos pontificar sobre modernismo, social-darwinismo y libertad económica con una soltura que envidiarían Adam Smith y Milton Friedman.
Ellos son los reyes Midas del marketing y la publicidad, los yuppies de la Banana Republic, los genios de la finanzas que solo merecen recibir pleitesía permanente de sus obsecuentes y serviles satélites en la constelación prebendaria.
Es interesante también observar con atención el efecto que causa comprarle publicidad a la patria periodística, sobre la imagen que proyectan nuestras instituciones públicas: la Industria Nacional del Cemento, el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social, el Tribunal Superior de Justicia Electoral. A partir del momento del desembolso en las ventanillas de cobro del lupanar periodístico, como si nuestros héroes hubieran ingerido Peyote con alta concentración de Mescal, empiezan a ver todos esos antros de clientelismo y corrupción como milagrosos e inmaculados templos de paz celestial. Poco importa que Galaverna, cada vez más parecido a Jesse Helms, levante sus pies sobre el escritorio del presidente de la Justicia Electoral y le fume en la cara, mientras este sumiso le abanique postrado a sus pies, mientras hace de alfombra para ambos la Constitución Nacional.
La producción de la INC adquiere como mínimo capacidad para abastecer los mercados de EEUU y China Continental, nuestros índices de Salud Pública empiezan a competir con los de Suiza y Finlandia, los procesos eleccionarios se llevan adelante con una pulcritud que envidiarían los súbditos británicos de su graciosa majestad. Todo ello con una administración cuya honestidad y altruismo despertarían la admiración de Marco Aurelio.
Ni falta hace mencionar que Itaipú Binacional se convierte en una empresa capaz de iluminar todo el hemisferio, desde el Polo Sur a Canadá, aunque los asuncenos sepamos por experiencia, que cualquier ventisca de poca monta deja Asunción por varios días más oscura que Londres tras el embate de los Stukas en la Segunda Guerra Mundial.
Todas estas delicias de una comarca tan certeramente definida por un filósofo contemporáneo, como "País de Maravillas", asiento de una élite capaz de superar el genio de Mosca y Pareto, y de metamorfosis que van más allá de la imaginación de Franz Kafka.
EL NARCOTRÀFICO Y ABC COLOR, LA DICTADURA Y LA PRENSA (VI)
En cartas que varios medios de variado tiraje tuvieron el coraje de publicar, me referí al manejo politizado, clientelista y corrupto de nuestra deplorable Justicia Electoral. Mas allá de la publicación, sin embargo, fueron muy magros los resultados de estas criticas y denuncias concretas, sobre todo porque la mayoría de los medios de comunicación -beneficiarios de millonarios ingresos por la ridícula publicidad del TSJE- se encontraban mucho más interesados en facturar con la propaganda de los Zambonini y los Mochito en lugar de velar por la transparencia de los procesos eleccionarios.
Aunque ahora hayan estallado los turbios y torcidos manejos de la deplorable Justicia Electoral y se hayan hecho vox pópuli, es conveniente no hacerse muchas ilusiones de la actitud que puedan adoptar ciertos medios de comunicación, ensimismados en su abyección financiada, Itaipú y otras ubérrimas instituciones públicas mediante, por el robo descarado al desnudo y hambriento pueblo paraguayo.
Para entender todas estas escandalosas iniquidades, basta hacer memoria sobre los orígenes de estos infatuados diarios, radios y canales de TV, de tal suerte a comprender que ninguno de ellos nació para honrar la objetividad de la información precisamente.
Cuando a mediados de los años 60 el importador sirio-libanés de cigarrillos, telas y bebidas Elías A. Saba, el número 2 del régimen militar -insistentemente vinculado al narcotráfico, de acuerdo a prestigiosas fuentes norteamericanas-, Andrés Rodríguez, y el empresario del entorno estronista Aldo Zuccolillo aunaron esfuerzos para el alumbramiento de "ABC Color", las facilidades para importar rotativas offset sin pagar impuestos y otros privilegios, así como el interés de recuperar el negocio de combustibles perdido con la entrada en operaciones de la refinería de Villa Elisa, pesaron obviamente mucho más que el afán de promover la ética periodística y la veracidad de la información.
Pasaron varias décadas para que este diario joven con fe en la patria y delirios de poder paralelo dejara de manifestar su obsecuencia al único líder y agradecer su "grata presencia" en los brindis por su aniversario, y empezara a descubrir las "atrocidades de la dictadura". Y esto último solo porque para entonces su propietario ya se había embarcado en construir su propia plataforma política (el plan "Zeta").
La combativa militante comunista Idalina Gaona ("camarada Alicia", según los Archivos del Terror) me confió en una oportunidad que estando detenida por la policía de la dictadura, solía alternar las sesiones en que recibía torturas con los encendidos discursos anticomunistas que los hermanos Levi Ruffinelli iban a pronunciar con frecuencia, por falta de otro auditorio, ante los presos políticos, a quienes buscaban lavar el cerebro en beneficio de la civilización occidental y cristiana. Fernando Levi Ruffinelli, que era incapaz de reunir el suficiente número de seguidores para conformar su directorio, había sido la "brillante elección" de Zuccolillo como vocero de su "Plan Z". Detalle que por sí solo explica el fracaso del proyecto.
La historia de otro medio al que últimamente le andamos debiendo la refulgente libertad y esplendorosa democracia en que vivimos, el Canal 9 TV "Cerro Corá" (?), no se aleja mucho de la regla general en lo que historial respecta dentro de la patria periodística, por lo que podríamos afirmar que se ha apartado bastante de los ideales de glorificar a la dictadura que le alentaban cuando transmitía desde el viejo edificio del Instituto de Previsión Social, en Constitución casi Pettirossi, que había sido cedido gentilmente por Emilio Cubas a un pariente de doña Eligia Mora de Stroessner. Para estar a tono con Ñanduti y Última Hora, montados con dinero público distraído por el coronel Pablo Rojas de la Intendencia Militar, el Canal 9 se equipó con fondos del Ministerio de Hacienda que Stroessner autorizó utilizar al efecto a su ministro César Barrientos.
En tradición que aún hoy mantiene nuestra pundonorosa patria periodística, a la que le llueve generoso el dinero público de Itaipú y otros entes del estado, lo público y privado estuvieron confundidos desde un principio en este canal de noticieros tan puntillosamente selectivos en cobertura. El Canal 9 contó, está demás decirlo, con irrestricto respaldo oficial y dinero del pueblo a manos llenas, como todo medio de comunicación que prospera en el Paraguay hasta el día de hoy.
Las ganancias -tradición también rígidamente respetada-, al contrario de las inversiones, que son siempre públicas, acaban invariablemente siendo privadas.
Así fue que luego de los sucesos del 3 de febrero de 1989 este medio televisivo, cuyo montaje lo pagó el pueblo con sangre, sudor y lágrimas, acabó "privatizado" por la familia del consuegro, que lo asimiló sin mayor trámite a su patrimonio. No implica todo esto que floten bajos los humos de los operarios del canal en cuestión, ídolos del "periodismo serio" al servicio del capital charro, desembarcado por estas playas solo para torturarnos con sus grotescos culebrones.
Además, por supuesto, de facturar crecidos beneficios por publicitar a la Justicia Electoral y a otros antros de clientelismo y corrupción que acostumbran comprar así silencio cómplice con el dinero del pueblo
INCOHERENCIA DE LA PATRIA PERIODÌSTICA (VII)
La nucleación estadounidense de lingüistas acostumbra entregar anualmente el denominado "Premio Orwell" a quienes se destacan sacando a luz casos de doble discurso, galardón que correspondió en 1997 al catedrático del Massachussets Institute of Technology (MIT) Noam Chomsky, en reconocimiento a su libro "Los guardianes de la libertad" (expresión alusiva a los medios de comunicación), donde desnuda la forma en que el gobierno estadounidense ha presionado en algunos casos a medios masivos para ocultar datos relevantes de actualidad política, de tal suerte a asegurar la no discrepancia de los hechos por parte del público receptor.
No quiero imaginarme el libro que Chomsky escribiría sobre ciertos maestros del apriete de la comunicación paraguaya, especialistas en hablar de corrupción política y judicial sin tener nada que envidiar a estos estamentos, y diestros en arrollar a la ciudadanía paraguaya fomentando el sentimiento de impotencia, para promover así el cinismo y la aceptación del continuismo. Todo esto solo para seguir vendiendo a un alto precio su silencio cómplice a la corrupción oficial, que invierte generosa en "publicidad" un dinero que no le pertenece, como si la credibilidad de nuestras instituciones públicas se pudiera construir desviando fondos sociales de Itaipú o pagando espacios y costosas solicitadas -como en el caso del deplorable TSJE- solo para comprar periodistas en el mercado de las conciencias venales.
Si alguien pretende negar hasta qué punto el periodista ha sido siempre considerado apenas una mercancía en nuestro país, valga recordar que cuando estuvo en la calle el diario Noticias (una especie de joint Venture informal entre Stroessner y Nicolás Bo Parodi, al igual que canal 13) ya contaba entre sus redactores a varios ex-periodistas de ABC color, a pocos meses que éste último hubiera cerrado en marzo de 1984, como corolario del genial Plan Zeta de su propietario, que frustró así su carrera política. Para colmo, el mismo jefe de redacción de ABC (Luis Alberto Mauro), dando un ejemplo de dignidad y lealtad a su jefe, se pasó con las mismas funciones a Noticias.
Que hoy no exista una censura formal en nuestro país como la que clausuró diarios en otro tiempo solo implica que el sistema propagandístico oficialista intenta burdamente ocultarse, tanto más cuando el gobierno que lo sustenta supuestamente es el objetivo principal de sus ataques simulados.
No impide esto que ellos pretendan autocalificarse enérgicamente como portavoces de la libertad de expresión y de los intereses generales de la sociedad paraguaya, siendo apenas obsecuentes servidores de los intereses dominantes en la corrupta actividad estatal y privada del país.
Uno de los miembros de esta patria periodística, Humberto Rubìn, que saltó al estrellato como animador de la fecha feliz de la Segunda Reconstrucción -para luego renegar de su identidad política por dólares y directivas contradictorias provenientes del norte- sigue intentando autopostularse como un "gran luchador" mientras ejerce de ministro sin cartera desde su radio.
Entretanto, utiliza el dinero público de Itaipú Binacional para auspiciar en su espacio de TV programas tan comprometidos con la patria como el debate entre dos coristas de un show televisivo de baile erótico.
En el segundo tomo de su libro "Los dueños de Argentina", el periodista Luis Majul denunció el acuerdo extra-publicitario entre Daniel Hadad (uno de los favorecidos de Alfredo Yabrán) y la empresa Benito Roggio, por el que el primero recibía 3.000 dólares mensuales sin la contrapartida de publicidad.
El caso de Hadad, quien tiene en su haber frases tan coquetas como "para una empresa informativa, ganar dinero es un deber ético", hizo afirmar a algunos que Argentina encabeza la lista de países con menor objetividad entre sus medios masivos. Yo me preguntaría en qué categoría se encuentra Paraguay, donde abundan acuerdos aun más deshonrosos y por cifras que superan los tres mil dólares en varios dígitos.
Sabemos que a pesar de tanta jactancia estúpida, es bien conocida la dependencia informativa que padecen estos medios autóctonos del suministro institucional de datos avalados por el gobierno, empresas vinculadas al mismo u otros agentes de poder. Así mantienen una relación de mutuo interés con las fuentes de información del establishment porque ambas se benefician de esta lucrativa actividad. La fuente vinculada al gobierno difunde su "versión oficial" y el medio se fía de esta pudiendo asegurar el origen "veraz y objetivo" de la información proveída por los más grandes mentirosos. Además, estos medios le resulta conveniente ahorrar los costos de una auténtica investigación periodística, que puede producir una incómoda información poco clara que además podría despertar protestas, reclamaciones o retiros de auspicio.
El resultado es que todo lo que el pueblo recibe de estos medios así limitados, que muchas veces para colmo albergan periodistas que reciben salarios de gobiernos o medios extranjeros, son subproductos de campañas de propaganda y descrédito iniciadas por un gobierno o empresa de comunicación hacia otro gobierno u otro medio. Por lo general con fines políticos que no siempre respetan los auténticos valores democráticos.
Nada más coherente con medios de difusión que en su mayoría se montaron o fueron traspasados por capitales manchados con sangre, que solo se dedican a defender indignantes privilegios, y que se cuentan entre los principales responsables del rumbo errático y lunático de esta transición. Después de todo, el desempeño de las responsabilidades políticas se hace en su mayor parte con información que se recibe.
ZUCOLILLO Y ABC, “DETRACTORES” DE LUIS MARÍA ARGAÑA (VIII)
Al conocerse el alejamiento de la administración Duarte Frutos de la familia Argaña, el “ grupo Zucolillo ” festejaba la noticia con gran espacio e infografías abocadas a escrachar a los miembros del susodicho clan, cuya prosapia debemos decirlo, zoqueteril se remonta a gobiernos de la era liberal.
En aquellos tiempos el Dr. Luís A. Argaña supo granjearse la confianza del Canciller Cecilio Báez y del “ gobierno universitario ” de Félix Paiva, con una actuación política y diplomática marcada por misteriosos claroscuros y enfundada en el largo silencio propiciado y sostenido por el autoritarismo.
Para que se lea bien debemos expresar que la dinastía en cuestión, no ha reportado mayores beneficios al país en los 70 años que llevan figurando en los presupuestos de los sucesivos gobiernos, ya sean liberales, tiempistas o colorados. El mismo fundador de la estirpe, el Dr. Luís A. Argaña, fue uno de los firmantes del nefasto decreto 12.246 de abril de 1942, que cancelaba la personería del Partido Liberal por “Alta traición a la patria ” en las negociaciones para la Paz del Chaco. En realidad, Argaña I estaba borrando con el codo lo que había escrito con la mano, ya que había sido Canciller interino y férreo defensor de lo negociado por quienes “ entregaron el Chaco ” en elocuentes conferencias ante el estamento militar. Ya por entonces nuestros políticos acostumbraban ignorar lo firmado en una tradición que se mantiene vigente merced a los miembros de la extinta “ Concertación ” .
Para comprender la “ profunda convicción ” con que Argaña II y los nietos abrazaron la causa colorada de Bernardino Caballero, debe acotarse necesariamente que entre liberales “ cuarentistas ” como Efraim Cardozo, Justo Pastor Benítez y Max Ynsfrán por un lado, y los natalicistas y otros grupos admirados por el progresismo colorado, existía tan escasa distancia ideológica como la que podría separar a un integrante de los batallones de asalto del Partido Nazi de un camisa negra fascista o un miembro de la Falange.
Hechas estas puntualizaciones, podemos señalar sin temor a ser tildados de argañistas, la escasa coherencia de algunos fiscales acusadores de la familia Argaña como Aldo Zucolillo, quien bien haría en exigir a sus venales escribientes la misma dignidad que reclama a los hijos del malogrado Vicepresidente. Una pesada carga aliviaría al erario público si se le liberase de ciertos parásitos de los medios que llevan bastante tiempo sobrevolando las planillas pagadas con dinero del pueblo, o recibiendo los indispensables auspicios de entes estatales que les permiten sobrellevar la dura doble vida de periodistas serios y empleados públicos. Repasemos algunos ejemplos.
En primer lugar, nuestro conocido Alcibíades González Delvalle, quien se niega a soltar el jugoso zoquete que tantas satisfacciones dio a la cultura paraguaya durante el gobierno municipal del principal responsable del desastre de Ycua Bolaños y sus 400 víctimas, Enrique Riera.
Como es sabido, aferrarse al zoquete no es nada nuevo para este personaje, que ya en la década de 1960 figuraba en las planillas de la policía de Stroessner, cuyo régimen ayudó a consolidar reprimiendo con eficacia a sus opositores. No en balde Leandro Prieto Yegros, consumado panegirista del General Stroessner, se deshace en varias páginas de su libro elogiando y agradeciendo a González Delvalle por su labor como represor de estudiantes, durante los años más sangrientos de la dictadura.
Otro ejemplo es la redactora Nancy Espínola, panegirista de la Justicia Electoral y sus urnas mágicas en las que hoy ya no confían ni siquiera sus principales beneficiarios, quien acostumbra presentarnos a las autoridades de dicho antro como próceres de la democracia. No resulta extraño este hecho, ya que numerosos combatientes por la libertad y la democracia que se secan la garganta condenando a la dictadura desde sus medios, a la vez se deshacen defendiendo al TSJE y a su principal cabecilla, el tenebroso informante del Comisario Cantero, célebre por haber enviado a un sinnúmero de sindicalistas y opositores a las ensangrentadas cámaras de tortura del Departamento de Investigaciones.
Tampoco podemos olvidar a Alicia de Brítez, encargada de prensa de la presidencia de la república, cuyo marido, ayudante del senador pro-oficialista José Nicolás Morínigo en su publicaciones, fue un férreo defensor de Carlitos Filizzola Pallarés filtrando documentos en los deshonrosos tiempos del “ Proyecto Inodoro ” . Un capítulo aparte se merecen los escribientes que llevan décadas sirviendo a sospechosas campañas relativas a las hidroeléctricas, destilando la hiel de quienes están envejeciendo sin haber podido jamás acceder al anhelado cargo de “ asesor ” en alguna Binacional.
Lo cierto es que este sector de la prensa, si quisiera en verdad darle seriedad a sus ataques simulados al gobierno no pondría tanto empeño en proteger la “ carrera política ” de escombros funcionales al oficialismo, del mismo modo que antes de erigirse en fiscales acusadores del estronismo deberían recordar que favorecían al director del centro de detención y tortura conocido como “ La Técnica ” (Antonio Campos Alum) donándole dinero para organizar sus simposios internacionales de torturadores.
Y finalmente, si pretenden que sea tomado en serio su nacionalismo separatista de tinte entreguista, podrían al menos evitar rendir públicamente pleitesía a descendientes de Bartolomé Mitre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario