Vistas de página en total

martes, 10 de febrero de 2009

Crucificados Perseguidos y Paranoia Anticomunista

LUIS AGÜERO WAGNER- Como un llamado a la impunidad y admonición anticomunista podría leerse la homilía del obispo Claudio Giménez, condenando la "lucha de clases" en el Paraguay del Obispo Fernando Lugo.
El obispo Giménez realizó ayer en Paraguay su admonición a los luchadores sociales, ayer en su homilía, donde con un claro lenguaje anti-marxista despotricó contra "la lucha de clases" aseverando que "en la mente de Jesucristo no tienen cabida el odio, la envidia, la violencia, la prepotencia".

“La lucha de clases es antievangélica. La gente se está empezando a cansar de las peleas y los disturbios" añadió en un tono casi amenazante de furibundo anticomunismo.

El anticomunismo ha sido siempre un rasgo en común entre conservadores de base religiosa, nacionalsocialistas (nazis), fascistas, liberales, defensores del anarquismo y del individualismo y la Iglesia Católica.

Todos ellos hoy se encuentran en el poder en Paraguay, aliados al obispo Fernando Lugo, falazmente publicitado como teólogo de la liberación tercermundista.

INDIFERENCIA Y REPRESIÓN PARA CRUCIFICADOS

Con un espíritu hondamente cristiano y caritativo, el secretario de Acción y ex sacerdote Pablino Cáceres del gobierno teocrático anunció persecución judicial para los luchadores sociales que optaron por crucificarse ante la indiferencia del gobierno del obispo de los pobres, Fernando Lugo, ante sus desesperados reclamos.

Fue anoche en la Residencia Presidencial, donde informó a la prensa haber denunciado ante la justicia a “dirigentes” de los sintechos, “quienes aprovechándose de su condición amedrentan, extorsionan, engañan, manipulan, atemorizan e inducen a pobladores de los asentamientos a adoptar medidas extremas que atentan contra la vida y los derechos humanos”.

RECICLAJE DE LA MANO DEL CLERO

Paralelamente, el reciclaje de represores ha sido una constante en estos años post-dictatoriales en Paraguay, y el Clero ha sido un gran colaborador en materia de impunidad.

Al finalizar la Segunda guerra mundial, fue notorio el reciclaje de criminales de guerra nazis que Estados Unidos juzgó podrían serles útiles en diversas áreas. En ese contexto, el Proyecto Paperclip sirvió para otorgar ciudadanía estadounidense a científicos que habían hecho atroces experimentos con seres humanos en campos de exterminio, entre ellos la disección en vivo de prisioneros. Entre los más prominentes protegidos se contaba a personajes de la talla de Klaus Barbie, Reinhard Huelen, Alfred Six, Emil Augsburg, Alois Brunner y Otto Von Bolschwing. También lograron reciclarse ante los norteamericanos el nazi convencido Werner von Braun, quien luego sería pieza clave del programa espacial de la NASA y tenebrosos miembros de la Unidad 731 japonesa como Shiiro Ishii, quien había utilizado como ratas de laboratorio a soldados norteamericanos hechos prisioneros en el Pacífico.

Algo parecido sucede hoy en la idílica república burguesa del Obispo de los pobres, donde destacados represores y asesinos arrepentidos son captados para fines políticos por el clérigo presidente Fernando Lugo, en su momento presentado como militante de la teología de la liberación.

Ya durante su campaña rumbo a la presidencia Lugo apareció compartiendo escenarios con uno de los principales colaboracionistas de la siniestra presencia norteamericana en Paraguay, el doctor Oscar Ynsfrán. En un memorando fechado en Washington el 8 de Octubre de 1956, en el que se le asignan asesores en represión y torturas aparece como participante del trámite el mencionado seguidor del Obispo. También se aclaraba en los documentos confidenciales norteamericanos que el Dr. Insfrán era el hermano del temible ministro político de Stroessner Edgar L. Ynsfrán, antecedentes sangrientos que no le impidieron ser uno de los puntales del proyecto político del “obispo de los pobres”.

Otros detalles permiten notar que en Paraguay la situación está muy distante de cambiar como se ha repetido hasta el hartazgo. El conocido activista por los derechos humanos Martín Almada se encuentra querellado por connotados personeros del régimen neo-nazi y pro-Washington del general Alfredo Stroessner, entre ellos Hirán Delgado Von Leppel, Juan Manuel Morales y Juan José Benítez Rickman, que constantemente lo hostigan y someten a maniobras vejatorias con la complicidad del Poder Judicial. Morales incluso ocupa un alto cargo en la Justicia Electoral que le dio la victoria al obispo.

Los grupos anticomunistas que apoyaron al dictador Stroessner desde el mismo partido colorado (ANR) se identificaron en las recientes elecciones con la disidencia en el partido de gobierno, que prefirió apoyar a Lugo (candidato de la embajada norteamericana) antes que otras candidaturas que propugnaban mejores relacionamientos internacionales en beneficio de las políticas integracionistas del MERCOSUR.

Paralelamente, esta misma prensa íntentó silenciar los reclamos de los estudiantes organizados de la Facultad de Filosofía de la Universidad Católica de Asunción, que rechazaron en junio pasado el nombramiento, por la CEP, de un ex jerarca de la dictadura paraguaya, como rector de la Universidad.

El docente cuestionado, el Profesor Doctor José Antonio Moreno Rufinelli, durante la dictadura de Stroessner, había sido coautor y redactor de la ley liberticida 209/70, promulgada en 1970, que fue utilizada como la principal herramienta de represión política. La propia CEP, se había opuesto abiertamente a la citada ley considerándola como una garra más de aparato represivo para contener la creciente oposición al régimen. La citada ley que violaba todos los principios jurídicos constitucionales de garantía y protección a los derechos humanos fue utilizada para la persecusión directa de alumnos y profesores de la propia universidad, razón por la cual, los organismos de derechos humanos, vieron como un contrasentido histórico en nombrar a un redactor de la citada normativa dictatorial como el nuevo rector de la principal universidad privada del país, con extensa trayectoria en la formación del pensamiento crítico nacional en todas las épocas.

A pesar de ello, la conferencia de Obispos, con apoyo del Vaticano, hizo todo lo posible por respaldar al represor y sostenerlo en el cargo.

Muchos de estos represores y colaboradores del dictador han apoyado electoral o financieramente la candidatura del supremo obispo, lo cual le confiere impunidad e incluso prerrogativas en el nuevo gobierno.

Es bien conocido que la prensa de derechas dominada por cortesanos del embajador norteamericano James Cason fue uno de los puntales fundamentales del clérigo-presidente Fernando Lugo durante su campaña proselitista, y que los propietarios de dichos medios son empresarios enriquecidos durante la dictadura de Stroessner, que dedicaban loas a los generales del Plan Cóndor.

BENDITA IMPUNIDAD

Ya hace 25 siglos un poeta trágico griego afirmaba que un Estado donde queden impunes la insolencia y la libertad de hacerlo todo, termina por hundirse en el abismo.

Es precisamente en ese abismo que está sumida la idílica república burguesa del obispo de los pobres, el clérigo-presidente Fernando Lugo, por obra y gracia de su cofrades de la Conferencia Episcopal y su cabecilla el antiguo militante de las juventudes hitlerianas.

La garantía de impunidad para los represores ha sido desde siempre para los protegidos por Roma una invitación al crimen.

La impunidad tiene un frondoso historial en las instituciones católicas, donde abusos e iniquidades en un altísimo porcentaje han pasado sin gloria ni pena alguna, y donde en su momento se puso precio hasta a las indulgencias divinas, a la facultad de redimirse de la penitencia de los sambenitos e incluso al perdón permanente para la piratería, saqueo y despojo.

A pesar de la complicidad de la prensa mediática, que ocultó y manipuló cuanto pudo durante años las denuncias constantes de abusos sexuales en contra de niños, sobre todo, cometidos por curas católicos, han trascendido a la opinión pública casos espeluznantes de estas aberraciones como el de los curas y cardenales de Boston en los Estados Unidos. El cardenal Bernard Law protegió infinidad de abusos sexuales, y tuvo que renunciar a su obispado en el 2002 ante el revuelo que produjo este escándalo a nivel mundial.

No obstante, el entonces papa Wojtyla, Juan Pablo II, en su momento estrecho colaborador de la CIA, se vio precisado a intervenir. Su medida fue regañar a los cardenales norteamericanos por haber reconocido públicamente la existencia de abusos sexuales y entregar a la justicia los nombres de los pedófilos culpables, a pesar de que él, a nombre del Vaticano y de manera expresa, había ordenado todo lo contrario: encubrimiento e impunidad. La misma medida había ordenado años antes cuando salió a luz el escándalo de las cuentas del Banco Ambrosiano, apelando a un Pacto firmado entre el Papa de Hitler (Pio XII) con Benito Mussolini para salvar el pellejo al cardenal Paul Marcinkus.

En el año 2006 la sala de prensa del Vaticano, a través del portavoz del Papa, Joaquín Navarro Valls, anunció que Benedicto XVI ordenó al fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, culpable no solamente de abuso sexual, sino de depravación y uso de drogas, retirarse "a una vida reservada de oración y penintencia, renunciando a todo ministerio público". Es decir, el impedimento de impartir misa fue el castigo por abusos sexuales que el cura había perpetrado a lo largo de más de 50 años. El “terrible castigo" impuesto a Maciel consiste asimismo en la prohibición de dar conferencias o discursos, así como conceder entrevistas a la prensa, pero se evitó un proceso canónico por la avanzada edad del afectado.

Los padres Carlos Urrutigoity y Eric Ensey, acusados de abuso sexual en Estados Unidos, fueron simplemente trasladados por la jerarquía católico y hoy se encuentran refugiados en Paraguay.

En otro caso todavía más reciente, el capellán von Wernich, tras ser condenado por la justicia argentina por su activa represión en tiempos de Videla, logró a pesar de todo conservar sus facultades para celebrar misa dado que la iglesia no lo había enjuiciado nunca.

Ya el primado Aramburu en varias oportunidades ejerció de abogado de Videla, negando la existencia de desaparecidos en Argentina, del mismo modo que la Conferencia de Obispos del Paraguay hoy niega el pasado de terror que vivió el Paraguay bajo la dictadura de Stroessner, protegiendo a uno de los principales redactores de leyes liberticidas durante su régimen.

No hay comentarios: