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Luís Agüero Wagner
Con desembozado cinismo, Transparencia –no sé si podríamos llamarla así dado que no tiene permitido usar esa denominación y tampoco la realidad condice con la denominación- ha pretendido con cinismo tapar el sol con un dedo, a través del diario La Nación.Ver:
http://www.lanacion.com.py/noticias-222898.htm
Una de las cínicas mentiras pretende negar su involucramiento en la campaña proselitista del obispo Fernando Lugo, dado que “La misión de la Organización impide actuar en política partidaria a sus principales autoridades o involucrar a la Organización en tales menesteres”, como si no fuera bien sabido que todo lo que está escrito en los documentos que atañen a las ONGs en Paraguay es, en un altísimo porcentaje, literatura del género de ficción.
Sobre la pretendida honorabilidad y credibilidad de las ONGs, podríamos desafiarle sin temor al grupo en cuestión a realizar una de las encuestas a que son tan afectos, o cuando menos una “consulta popular” para determinar el grado de aceptación que tiene su accionar en nuestra sociedad. Si la encuesta no es dibujada, y si los participantes de la consulta popular no son arreados al popular estilo de nuestras concentraciones autóctonos, sin ninguna duda el resultado no les dejará muy bien parado que digamos.
El apoyo al obispo es fácilmente verificable cotejando los organismos y personas a quienes ese grupo –que no puede utilizar el nombre Transparencia, y a pesar de todo firma una aclaración en un diario con dicha denominación- denuncia regularmente y los blancos de ataque utilizados por la campaña luguista, y se podrá comprobar una coincidencia absoluta, del mismo modo que si comparamos la contextualización, matización, énfasis y tono de sus denuncias con el discurso político luguista. Al parecer ya se han disipado los quince minutos de euforia del 20 de abril, y buscan alejarse de su candidato tanto como antes deseaban acercarse.
Sobre el involucramiento de las ONGs en la campaña del clérigo-presidente sería necio intentar discutir, dado que todo está comprobado y publicado en los sitios pertinentes y las réplicas brillan por su ausencia, dando pie al adagio de que quien calla otorga.
Me refiero puntualmente a numerosas publicaciones en La Nación y electrónicas que no han sido nunca aclaradas por grupos como el Pmas y Tekojojá, y otros, archi-conocidos por estar conectados a las ONGs y las donaciones internacionales, que por lo general provienen de centros de poder antagónicos a los ideales que proclaman. En contrapartida, sí han sabido incentivar una profusa producción de ataques personales que incluyeron desde circulación de panfletos que pretendieron ser anónimos, hasta intentos de destruir sitios web donde se encontraban alojadas las denuncias.
También se afirma que las denuncias en su contra son anónimas, y sin embargo hemos proveído nombre, apellido y teléfonos del denunciante.
Sobre los manejos internos de la organización no pretendo pontificar, dado que no soy aficionado al esoterismo, y sólo puedo decir que lo que sucede en el grupo entre bastidores atañe sólo a los miembros y sus respectivas conciencias.
Finalmente no está demás mencionar la soberbia contenida en la frase “De esta manera la Junta Nacional de Transparencia Paraguay deja definitivamente aclaradas las cuestiones mencionadas”. En esa línea está contenida toda la vana petulancia de un grupo que no pierde su arrogancia, aunque ni siquiera su nombre puede utilizar. LAW
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