LA DESESPERACIÓN MACHISTA Y LOS DEMONIOS DEL OBISPO
(Luis Agüero Wagner)
Uno de los candidatos a la presidencia del Paraguay para las elecciones del 20 de abril, sorprendió esta semana a su auditorio en un debate confesando haber comprado encuestadores para posicionarse en mejores lugares durante anteriores campañas electorales, lo cual es un indicador de la escasa credibilidad que tienen las empresas que ubican al obispo Fernando Lugo en primer lugar en las preferencias de la ciudadanía paraguaya, la mayoría insertas en un medio conocido por sus falsificaciones piratas y donde hasta la izquierda ha demostrado ser trucha.
Los últimos sondeos indican una exigua ventaja de 4,5 puntos a favor del Obispo, que el partido gobernante revierte fácilmente con su capacidad de movilización y recursos, en tanto la candidata oficialista ha subido cinco puntos de acuerdo a los últimos datos hechos públicos. El aumento de la preferencia por el candidato oficialista en la última etapa de la campaña constituye en Paraguay una recurrente constante y no se sabe si porque el partido colorado (en el gobierno hace seis décadas) tiene el hábito de movilizar sus fuerzas a último momento o porque los encuestadores siempre ubican a sus candidatos en posición desfavorable al principio para recibir sobornos del gobierno a medida que se acerca el compromiso electoral.
El principal medio de propaganda de la alianza que impulsa la candidatura del Obispo, el ultraderechista ABC color del empresario Aldo Zucolillo, es el primero que ha venido evidenciando la desesperación en las filas del citado grupo opositor pidiendo a gritos en tapa, con letras catástrofes, el cambio de la dupla oficialista buscando ubicar al candidato de la embajada norteamericana dentro del partido gobernante, Luis Alberto Castiglioni, en el futuro poder ejecutivo. El solo hecho de estar tan preocupado por la dupla oficialista colorada puso en evidencia la inseguridad de ABC en la victoria del Obispo, pues de lo contrario no tendría sentido ocuparse de lo que sucede en el oficialismo.
Para lograr su objetivo, es decir, introducir en forma irregular a Castiglioni en la dupla oficialista para tener influencia en el gobierno luego de una nueva victoria colorada, ABC apeló a todos los epítetos machistas imaginables buscando convencer a sus adversarios del gobierno de la conveniencia de deshacerse de la candidata Blanca Ovelar, dado que –según el diario- una mujer en esa posición representaba una segura derrota del partido de gobierno. Se valió además de los espacios en otros medios que auspicia y de sus lacayos en el partido colorado, que repitieron a la manera de coro polifónico las consignas misóginas y machistas de Zucolillo, conocido en Paraguay por su personalidad distónica escondida en el armario.
La desesperación del zar de la prensa se justifica si se consideran los antecedentes de la mayoría de los aliados del Obispo, célebres por su eterna incapacidad para derrotar a los colorados. Entre estos demonios que llevan bastante tiempo atormentando la política paraguaya se encuentran algunos representantes de partidos fantasmas y extintos por ley que sólo existen en la imaginación de Zucolillo, constituyendo en la realidad un abigarrado conglomerado de prebendaristas y seguidistas de entendimiento corto y zoqueteril, en sus últimos estertores y en medio de un naufragio progresivo y autoinfligido por sus pretensiones hegemónico-suicidas.
Algunos de estos grupos, como el Partido Pais Solidario, el Demócrata Cristiano, el Partido Encuentro Nacional o el Partido Revolucionario Febrerista ni siquiera aparecen en las encuestas de las preferencias ciudadanas, a pesar de haber tenido en su momento un gran protagonismo y haber sido puntales en la selección contra-democrática de la candidatura del Obispo. Este grupo en realidad se constituye de advenedizos que siempre han contribuido en apuntalar el exquisito andamiaje de la superestructura cultural tributaria que sostiene a la estructura económica feudal del país y a sus prolongaciones plutocráticas-partidistas, además de haberse hecho célebres por formar fila frente a las ventanillas de cobro habilitadas por embajadas extranjeras.
País Solidario es presidido por el senador Carlos Filizzola, hoy indigno de confianza entre otras cosas por haber depositado fondos municipales en financieras fantasmas cuando fue intendente de Asunción, ocasionando grandes pérdidas al erario público. En tiempos más recientes fue epicentro de un gran escándalo al unir los dos votos con que cuenta en el Parlamento a las políticas impulsadas por el Partido Colorado, recibiendo una andanada de improperios de los mismos dirigentes opositores a los que ahora se encuentra aliado.
El mismo Partido País Solidario se había escindido del Partido Encuentro Nacional tras ser derrotado su titular en las elecciones internas del año 2000, contribuyendo a la fragmentación de la oposición, y durante toda su trayectoria se dedicó a desmantelar otros partidos socialistas como el Febrerista, donde valiéndose de infiltrados lograron cooptar el ubérrimo relacionamiento de éste con la rica socialdemocracia internacional.
El mismo grupo que dirige al partido Revolucionario Febrerista candidató en las elecciones del año 2003 a un prófugo de la Justicia, el ex ministro Silvio Ferreira, buscado por múltiples causas de corrupción originadas durante el gobierno del presidente provisional Luis Ángel González Macchi. Otro frente de conspiradores, más silente pero mejor compactado por intereses de índole crematística, lo integran exponentes enredados en negocios y otras derivaciones del clientelismo de la política oficialista: propietarios de imprentas donde se confeccionan formularios y talonarios para oficinas públicas y pretenden aparecer como opositores, técnicos faltos de ética que ponen su capacidad intelectiva al servicio del bando equivocado (el miembro del directorio del Banco Central Luis Campos), beneficiarios de la campaña "Silvio Ferreira diputado 2003", industrias del cuero infractoras de leyes ambientales que deben favores a las altas esferas.
Otro de los aliados electorales del Obispo, el Partido Demócrata Cristiano, adolece de raíces que condicionan el crecimiento contrapuestas al socialismo democrático y anti-imperialismo de sus aliados. El titular de este pequeño partido, Gerardo Rolón Pose, es acusado por sus correligionarios de haber enajenado la sede partidaria para no cumplir con las leyes laborales, que le obligaban a pagar una fuerte suma de indemnización a la familia de una recepcionista del partido asesinada en su lugar de trabajo.
Por si no fuera suficiente, ninguno de estos grupos de oportunistas aglutinados en torno al Obispo ha cumplido con los requisitos legales en sus internas partidarias, que han sido en su totalidad auto proclamaciones de listas únicas gestadas en la reproducción endogámica de sus corruptas burocracias partidistas.
La mayoría de sus dirigentes son conspiradores que ha sometido a juicio sumario, al acervo histórico y al bagaje doctrinario de su propio partido y lo ha declarado culpable de su fracaso personal en sus incursiones electorales. En superficial entendimiento, se han dejado ganar por la propaganda desnacionalizante y por las coacciones externas acordes a una democracia tutelada desde los centros de poder imperantes, aunque algunos acusen en la retórica reminiscencias de un infantilismo marxista que en la práctica solo contribuye en apuntalar el exquisito andamiaje de una superestructura cultural tributaria, base de la estructura económica feudal y sus prolongaciones plutocráticas-partidistas en Paraguay.
Hace tiempo han destruido la democracia interna de sus partidos impidiendo que sus votantes sean partícipes de un momento trascendental cual es la selección de dirigentes y candidatos, además de restar legitimidad añadida al proceso político nacional. En contrapartida, han exacerbado la personalización de la política y reforzado las tendencias oligárquicas de las cúpulas partidistas, enemigas desde siempre de la democracia participativa. El estilo pretendidamente caudillesco, o seudo-caudillesco de estos frentes conspira desde adentro contra la Alianza Patriótica para el Cambio que candidata al Obispo, al diluir y disgregar ideologías y disolver objetivos para que unos pocos puedan rescatar algo de todos sus esfuerzos estériles y desengaños, resultados de la propia incapacidad personal. La explicación radica básicamente en la carencia de características peculiares que permitan a estos individuos una ascendencia y un dominio personal sobre el electorado de los partidos cuya representación invocan, al no existir lazos emotivos ni intelectivos que adscriban la voluntad del voto opositor fuera de las relaciones de índole clientelar o patrimonialista.
El clientelismo, por otra parte, el desarrollo de técnicas manipuladoras sofisticadas de la voluntad de los adherentes mediante la corrupción, el soborno, en fin, la compra de voluntades, son figuras que brillan en los escenarios en que actúan la mayoría de los aliados del Obispo, aunque ciertos medios de prensa totalmente ajenos a la realidad paraguaya puedan llenarse la boca hablandonos de esperanza. La mayoría de estos supuestos líderes de partidos en realidad son personajes que han empeñado todas sus energías en lograr el alejamiento de competidores y disidentes, desmantelando la estructura de órganos y comités, tribunales y convenciones en forma premeditada y alevosa dentro de su respectiva nucleación, reemplazándolas por instituciones pertenecientes al género de la literatura de ficción. Para hacerlo, bajo criterios fundamentalistas todos ellos se presentaron en su momento como un grupo de "elegidos" cuando en realidad son causantes de la desorganización estructural y la decepción de grandes sectores de la oposición que han perdido totalmente la fe en su dirigencia.
Como es fácil deducir, las posibilidades de proyectarse al futuro con esta secuencia de concepciones y hechos sucesivos son absolutamente nulas. Detrás de este conglomerado de grupúsculos conflictivos colgados de la sotana de Fernando Lugo, en su mayoría gavillas sin antecedentes relevantes, doctrina ni acervo histórico, carentes de creatividad excepto para articular exabruptos machistas, sin posibilidades reales de estructurar bases programáticas, se han escudado los máximos conspiradores contra la institucionalidad del país, siempre ávidos de destaque personalista en la prensa, conocidos por aberraciones de conducta que van de la dipsomanía a la mitomanía, y con el único antecedente de una seguidilla de fracasos de estrépito in crescendo. ¿Quo Vadis, Paraguay?
Luis Agüero Wagner
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