(Luis Agüero Wagner, desde Asunción)
Ha quedado en evidencia en estos días , aunque pueda ser decepcionante, que el deforme conglomerado de oportunistas sin candidato potable, eternos perdedores ante el gobernante partido colorado y desprestigiados personeros de la indiscriminada corrupción imperante en la política paraguaya, que hoy se han colgado de la sotana del obispo Fernando Lugo, no está en condiciones de ganar las elecciones ni siquiera en una comisión barrial de suburbios en esta aldea tercermundista. Ello aunque se pasen el tiempo difundiendo encuestas fraguadas, discursos triunfalistas e información tendenciosa al respecto por intermedio de agencias noticiosas de derechas, como si con rumores pensasen tumbar a una maquinaria electoral que hace pocos días dejó en ridículo a la más poderosa embajada imperial del Cono Sur, la legación diplomática de Estados Unidos en Paraguay.
No habrá pasado desapercibido que la más fuerte apuesta de una embajada que dirigió el Operativo Cóndor y monitoreó golpes militares y dictaduras como las de Videla y Pinochet desde su portentosa base-fortaleza en Asunción (la candidatura del ahijado del embajador James Cason - el ex vice presidente Luis Castiglioni), fue desbaratada por un endiablado andamiaje de poderío electoral combinado con desapego al legalismo, esta última apenas una quimérica entelequia que en Paraguay solo vive en el lirismo y la retórica de la desquiciante oposición. ¿Están en mejor posición para enfrentar al mismo adversario que acaba de derrotar a los agentes del más poderoso imperio los partidarios del obispo Fernando Lugo ?
Aunque los opositores ensayen diversos argumentos y difundan información adulterada y medias verdades, la falta de fé en la propia capacidad para derrotar la aceitada maquinaria gobernante en Paraguay desde hace 61 años se refleja en la desesperación por el cupo en el parlamento, injustificable en quienes de obtener una victoria electoral podrían copar las posiciones del poder ejecutivo.
Once listas rivales competirán entre sí, todas ellas de presuntos partidarios del obispo, aunque presentarán batalla en forma desorganizada y fragmentaria, disminuyendo seriamente sus posibilidades y convirtiéndose en adversarios en la carrera por una banca en el congreso.
Tan ingenuos son que piensan que coqueteando con el perdedor de las internas coloradas obtendrán algún rédito, siendo ampliamente conocido y demostrado en innumerables ocasiones que los miembros del partido gobernante ensamblan con naturalidad sus fuerzas cuando el compromiso electoral lo requiere.
Desgraciadamente, no están en condiciones de ganar a nadie porque priorizan el acomodo personal, algo que demostraron en la malograda Concertación, donde el juego sucio y la política de achique que pusieron sobre la mesa determinaron la fractura en tres que hoy los condena a un nuevo fracaso.
El discurso de los partidarios del obispo, que tiene a buena parte de su familia viviendo en Estados Unidos y trabajando para organismos de coacción imperialista como USAID, es vacío en varios aspectos, empezando por la falsedad en que incurrieron al presentarse como un movimiento adscrito al socialismo del siglo XXI cuando sus fuentes de financiación proceden de Washington.
Hoy sus candidatos hablan de que acabarán con las exclusiones, ¿Acaso tienen autoridad tras haber excluído en forma anti reglamentaria y autoritaria a la mitad del electorado que representaban en la Concertación el Partido Patria Querida (casi un tercio del electorado nacional en las últimas elecciones nacionales) y a la tercera fuerza opositora (con un 15 por ciento de votos duros) en un solo golpe de mano?
Hoy en Paraguay habla con soltura de fraude electoral una dupla compuesta por un cura que no respetó las reglas, ni siquiera las que rubricó con puño y letra cuando una votación ilegal le favoreció en la extinta Concertación, y un segundón conocido por sus mismos correligionarios con el mote de “Federico Fraude”. Parten de la falsa premisa que el deterioro de la situación económica les favorece electoralmente, cuando que los votantes de sus adversarios son reclutados con mayor facilidad en tiempos de recesión que de prosperidad. Tan anunciado es el fracaso de la mal llamada “Alianza patriótica para el cambio” que hasta los cabecillas luguistas de Buenos Aires tuvieron que soportar la humillación de que el Canciller argentino Jorge Tahiana en persona les anuncie su segura derrota electoral, por considerarse segura en las altas esferas del actual gobierno argentino, cuando lo visitaron en su oficina hace un par de semanas.
Acusan a los pesimistas de oponerse al cambio, cuando los que se dejaron llevar por sus ambiciones de sobrevivir en la política cuando ya no tenían oportunidad de hacerlo fueron ellos. Hablan de oponerse al cambio, cuando son ellos quienes dejaron sin chance a su candidato al destruir la Concertación.
Como postreras alternativas, apelan a recursos tan dramáticos tales como que se sienten amenazados en su integridad física, que temen ser eliminados. Debo decir con toda sinceridad que si alguien tiene interés en eliminar a quienes apuntan al tercer puesto en las elecciones nacionales paraguayas del 20 de abril, sólo podemos sospechar del empresario Pedro Fadul, verdadero rival directo de Fernando Lugo, pues será quien realmente disputará el tercer puesto con la alianza luguista y no deseará quedar cuarto.
Además, ¿Quién podría querer eliminar a quienes ya se eliminaron solos por su propia torpeza?
LUIS AGÜERO WAGNER
No hay comentarios:
Publicar un comentario